¿Deben Ayunar los Cristianos?¿Deben Ayunar los Cristianos?

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NOTA: A menos que se diga lo contrario, las citas son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas — NBLA.

Abreviaturas: NTV: Nueva Traducción Viviente. TLA: Traducción en lenguaje actual. VP: Viejo Pacto. NP: Nuevo Pacto.

26 de julio de 2016

¿Deben Ayunar los Cristianos?

La Biblia nunca hace del ayuno un requisito para el creyente del NP. De hecho, incluso en el VP, el único ayuno obligatorio era para la solemne fiesta judía del Día de la Expiación, que encuentra su cumplimiento en Cristo. El ayuno tampoco se sostiene nunca como una señal o norma de madurez cristiana, ni existe ningún principio bíblico claro que lleve a la idea de que todos los cristianos en todas partes deben ayunar. Por lo tanto, podemos concluir con seguridad que los cristianos no tienen que ayunar y que nadie debe juzgar a un hermano cristiano que no ayuna. Dicho todo esto, sin embargo, la Biblia menciona el ayuno en la iglesia neotestamentaria, y Jesús dio a Sus discípulos instrucciones sobre el ayuno, por lo que también hay una buena razón para decir que el ayuno puede ser una práctica cristiana piadosa.

Ayuno y Oración

A lo largo de la Biblia, el ayuno se asocia a la oración sincera. La mayoría de las veces se practica en un contexto de duelo, luto o arrepentimiento, pero también antes de tomar decisiones serias o en momentos de prueba en los que se necesita especialmente la ayuda y el favor de Dios. Lo vemos, por ejemplo, en el libro de Ester. Ella va a arriesgar su vida entrando sin autorización a la presencia del rey para interceder por su pueblo. Preparándose para ello, el libro de Ester registra:

Ester 4:16:

  • «Reúne a todos los judíos que se encuentren en Susa, y ayunen por mí, no coman ni beban durante tres días. También mis sirvientas y yo ayunaremos. Después de eso, me presentaré ante el rey, aunque la ley no lo permita. ¡Y si tengo que morir, moriré!» (TLA):

También se dice que Nehemías ayunó durante días antes de acudir al rey para pedirle que reconstruyera los muros de Jerusalén. En medio de su ayuno oró:

Nehemías 1:11:

  • «¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor.[a] Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo» (NTV).

Este tema del ayuno en oración sincera para buscar el favor de Dios sobre decisiones o acciones especialmente significativas continúa en el NP. Por ejemplo, cuando Pablo y su equipo misionero estaban nombrando ancianos en las iglesias que establecieron, la Escritura registra:

Hechos 14:23:

  • «Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído».

La elección del liderazgo pastoral para pastorear la iglesia local no es un asunto menor. Supone un gran peso de responsabilidad para los hombres elegidos y tiene un tremendo impacto en la vida espiritual de la iglesia en su conjunto. Los primeros cristianos no se lo tomaron a la ligera, y solo después de una ferviente oración y ayuno emprendieron una acción tan importante. Sabían que necesitaban la guía, la bendición y la ayuda de Dios de un modo profundo y especial en un momento como este, y se tomaron el tiempo necesario para clamar a Dios acompañando sus palabras de forma específica y de sacrificio, con fe y abnegación. Ese acto fue el ayuno.

¿Debo Ayunar Cada vez que voy a Tomar una Decisión Importante?

Esto no significa, por supuesto, que cada vez que un cristiano tome una decisión importante sin ayunar, esté tomando la decisión sin fe o no esté confiando en Dios. El ayuno no es obligatorio para ser fiel, pero puede ser de gran ayuda si se practica de una manera bíblica y que honre a Cristo. La Iglesia neotestamentaria lo sabía, y por eso el ayuno formaba parte de su vida de oración, sobre todo en momentos de especial urgencia como el anterior.

Mateo 6:16-18:

Jesús también dio instrucciones para el ayuno como parte regular de nuestra adoración privada e individual a Dios. Este pasaje registra la enseñanza de Jesús:

  • «Y cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

El Ayuno Como Acto Personal de Devoción

En el anterior pasaje vemos el ayuno como ese acto personal de devoción. Es algo que hacemos en secreto: Dios y yo. Si un hombre pasa un día sin comer para honrar a Dios y nunca le dice a nadie que lo hizo, ¿qué obtiene de esto? Solo la complacencia de Dios, y de eso se trata. El ayuno secreto, junto con la oración secreta, son actos de fe en que Dios realmente está ahí viéndonos haciendo estas cosas sin otra razón que complacerle. Esto agrada a Dios y fortalece nuestra propia fe. De esta manera es algo positivo y saludable para un creyente si lo hacemos de la manera que Jesús prescribe. Él no dice: «deben ayunar». Pero sí nos dice cómo debemos hacerlo cuando ayunamos. El ayuno puede ser un aspecto muy útil de nuestro caminar individual con Cristo y la comunión con el Padre.

Conclusión

Vemos, pues, el ayuno como práctica neotestamentaria. Tiene expresiones tanto de cooperación como individuales por diferentes razones y circunstancias. Aunque la salvación o la sinceridad de la fe de nadie debería cuestionarse nunca por la falta de ayuno, debemos tener cuidado de que nuestra razón para evitar el ayuno no sea simplemente nuestra gran abundancia y nuestra comodidad personal y amor por la comida. Esto no solo es egocéntrico, sino también falto de visión. Nuestra relación con Dios y deseo de estar en Su voluntad deben ser siempre lo primero, y para muchos de nosotros, el ayuno puede ser una herramienta útil en esas áreas.

Por Matt Slick

Presidente y Fundador del Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana. Matt obtuvo su Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Concordia, en Irvine, California en 1988. Obtuvo su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Westminster en Escondido, California en 1991.