Visite también nuestra Sección, Acerca de Santificación
Visite también nuestra Sección, Preguntas
Sí, algunos pecados son peores que otros. Por ejemplo, la blasfemia contra el Espíritu Santo es un pecado imperdonable, pero si pecamos contra Jesús, es perdonable:
«Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero» (Mateo 12:32).
Jesús también le dijo a Pilatos:
- «Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no se te hubiera dado de arriba; por eso el que me entregó a ti tiene mayor pecado» (Juan 19:11).
Finalmente, Hebreos 10:29, registra:
- «¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?».
En cada uno de los anteriores ejemplos, el pecado tiene grados de castigo.
El Viejo Pacto reconocía diferentes sacrificios para diferentes tipos de pecado. Si todos los pecados fueran iguales, entonces, diferentes sacrificios no hubieran sido necesarios. Más bien, los judíos hubieran tenido necesidad de un solo sacrificio para cubrir todo.
Sin embargo, todo pecado es malo y cualquier pecado, sea grande o pequeño, es condenable. Cuando pecamos, pecamos contra un Dios infinitamente santo. Por tanto, nuestra ofensa tiene una consecuencia infinita. La consecuencia se llama condenación, que es la separación eterna de Dios:
- «Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder» (2ª Tesalonicenses 1:9).