La Parábola de la Flecha y la Búsqueda de la Verdad

Si usted lee cualquier libro acerca del budismo, encontrará la famosa «parábola de la flecha». Se dice que Buda la utilizó cuando uno de sus discípulos le hizo preguntas más allá de lo que hasta ese momento consideraba adecuado responder. Preguntas acerca de la naturaleza del cosmos, del hombre y la existencia después de la muerte. Buda no creía que estas preguntas fueran útiles para escapar del sufrimiento y alcanzar Nirvana. Asumía que esta búsqueda era lo único relevante en la búsqueda de la verdad. La parábola de la flecha sigue utilizándose hoy día para desviar algunas de las preguntas más profundas del hombre declarándolas simplemente como irrelevantes. El defensor budista Walpola Rahula, escribe que esta parábola …

  • «… hoy, debería hacer bien a muchos millones de personas en el mundo que pierden un tiempo valioso en tales especulaciones metafísicas perturbando innecesariamente la paz de sus mentes».[1]

La Parábola de la Flecha y la Búsqueda de la Verdad

  • «Supongamos que un hombre es herido por una flecha envenenada y sus amigos y parientes lo llevan a un cirujano. Y supongamos que el hombre dijera entonces: ‘No dejaré que me saquen esta flecha hasta que sepa quién me disparó. Si es un Kshatriya (de casta guerrera) o un Vaisya (de casta comercial o agrícola) o un Sudra (de casta inferior); cuál puede ser su nombre y familia; si es alto, bajo o de estatura media. Si su tez es negra, morena o dorada; de qué aldea, pueblo o ciudad procede. No dejaré que saquen la flecha hasta que sepa el tipo de arco con el que me dispararon; el tipo de cuerda de arco utilizada; el tipo de flecha; qué tipo de pluma se utilizó en la flecha y con qué tipo de material se hizo la punta de la flecha’. Ese hombre moriría sin saber nada de eso».[2]

El Sufrimiento en Sus Diferentes Etapas

Buda continúa diciendo que ha explicado el sufrimiento, la fuente del mismo, el fin de este y el camino que conduce al fin del sufrimiento. Es decir, esto es todo lo que una persona necesita saber. Todo lo demás, es una distracción.

Claro está, hay una cierta verdad en la parábola de la flecha. Existen momentos cuando una persona puede desviarse de lo que es más importante debido a su curiosidad por conocer cosas que con frecuencia no pueden ser conocidas. O que finalmente son irrelevantes para cualquier propósito significativo. El problema se presenta cuando se aplica contra cualquier pregunta. O contra preguntas importantes y altamente relevantes que presentan serios retos al sistema que se está defendiendo.

El Ciclo del Sufrimiento de la Muerte y el Renacimiento

Una de las preguntas que se hace el discípulo de la historia, es por ejemplo, si una persona totalmente iluminada sigue existiendo después de la muerte. En otras palabras, cuando una persona escapa del ciclo de sufrimiento de la muerte y el renacimiento, ¿en qué estado se encuentra? ¿Qué significa realizar el Nirvana para quien lo realiza? Es como preguntar si al sacar la flecha me quedará una herida abierta que me desangrará y matará más rápido que el veneno. Si se me ofrece una salida del dolor que siento en esta vida, pero no se me dice si esa salida es la no existencia, la existencia feliz o algún tipo de infierno, ¿cómo puedo concluir que la oferta es realmente útil o no?

¿Cuál es lo Revelante Aquí?

Un hombre que se ofrece a sacarme de mi monótono trabajo sin futuro, pero se niega a decirme si lo hará consiguiéndome un trabajo mejor o pegándome un tiro en la cabeza, no alivia la cuestión diciendo que es irrelevante para mi escape del trabajo sin futuro. Cualquier persona racional puede ver la relevancia.

De igual manera, la misma parábola de la flecha asume que usted ya conoce mucho por usted mismo antes de que llegue el cirujano. Usted sabe, por ejemplo, que una lecha lo alcanzó, y que la misma está envenenada. Esto, no se lo ha enseñado el cirujano. Todo esto usted lo sabía cuando envió a buscarlo. Parece saber que la persona que le disparó la flecha no está allí lanzando más flechas de forma que usted puede conversar tranquilamente con sus amigos. familiares y con el cirujano. Sin embargo, el budismo, se atreve a decirle lo que no sabe acerca del sufrimiento.

Dejar de Sufrir es Dejar de Desear: Es la Parábola de la Flecha

Más bien, imagínese que está sufriendo un dolor misterioso. Que no puede encontrar el origen Un hombre se le acerca y le dice que ese dolor fue causado por sus deseos, pero que él conoce un procedimiento difícil mediante el cual puede extirpar quirúrgicamente la capacidad de desear de su cerebro y que nunca volverá a sufrir. Le pregunta al hombre si  sobrevivirá a la operación, y si lo hace, ¿quedará en estado vegetativo o comatoso? El hombre le llama tonto por hacer ese tipo de pregunta, tonta e irrelevante. Esto no importa. Todo lo que importa es liberarse del dolor, ¿correcto?

Colocando las Analogías  de Lado en la Parábola de la Flecha

La verdad, es que el budismo sólo tiene sentido si el mundo es de una determinada manera. Si Dios existe, si somos moralmente responsables de todo lo que hemos hecho. Si hay vida eterna disponible en Jesucristo, infierno eterno y condenación para todos aquellos que no se alejen de sus pecados y encuentren gracia en Él. En resumen, si algo de lo que enseña el cristianismo es verdad, entonces el budismo está gravemente equivocado y ofrece un diagnóstico y tratamiento inadecuados para el sufrimiento humano. La parábola de la flecha no se aplica aquí. No se trata de cuestiones secundarias irrelevantes. Son cuestiones centrales que deben abordarse y nadie que se tome en serio la verdad puede eludirlas basándose en una narración concisa.

Notas a pie de página:

[1] Walpola Rahula, «What the Buddha Taught: Revised and Expanded Edition with Texts from Suttas and Dhammapada« (Grove Press, 2007) Kindle Edition, Chapter 1.
[2] ibíd.

Por, Luke Wayne

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Por Carlos E. Garbiras

Carlos Enrique Garbiras es Director general en Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana (MIAPIC). Actualmente, sirve en predicación y enseñanza de la Palabra de Dios en Bogotá, donde dirige además la Escuela de Estudios Teológicos MIAPIC.

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