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Título Original: Aniquilacionismo e Isaías 34:8-10: El Humo de la Ciudad Sube Para Siempre
11 de octubre de 2018
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- «Porque es día de venganza del Señor, año de retribución para la causa de Sion.9 Sus torrentes se convertirán en brea, su polvo en azufre, y su tierra será brea ardiente. 10 No se apagará ni de noche ni de día, su humo subirá para siempre; de generación en generación permanecerá desolada, nunca jamás pasará nadie por ella» (Isaías 34:8-10).
Isaías 34:8-10; «su humo subirá para siempre»
Con frecuencia, los condicionalistas usan este pasaje en Isaías para reinterpretar los versículos que apoyan la condenación consciente eterna de los impíos en Apocalipsis. Ellos dicen que el fuego que no se apagará, sino que subirá para siempre, no será así; es decir, este se detendrá. Así, tanto el fuego como el humo que se desprende de este y que «subirá para siempre», no deberá tomarse literalmente porque ya fue apagado. Ellos entonces, aplican esta interpretación contextual del Viejo Pacto a la del Nuevo donde existen pasajes que tienen una fraseología similar y son usados para el juicio de los impíos. Ellos entonces concluyen que no existe tormento consciente eterno de los impíos. Dos versículos que los condicionalistas usan del Nuevo Pacto para aplicarlo al principio de ellos, son:
Apocalipsis
- 14:11: «Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre».
- 19:3: «Y dijeron por segunda vez: ¡Aleluya! El humo de ella sube por los siglos de los siglos».
¿Asciende o no Para Siempre el Humo?
Entonces, si el humo no asciende literalmente por siempre en Isaías 34:9, esto significa que el descrito en Apocalipsis 14:11 y 19:3 no ascenderá tampoco por siempre, y que, por lo tanto, ¿no hay un tormento consciente eterno? Los condicionalistas responderán rápidamente que sí. Pero esto, no debe ser tan rápidamente. En contextos diferentes se requieren interpretaciones diferentes. Tenemos que ser cuidadoso para no transferir el significado de una palabra o frase de un lugar a otro lugar. Los versículos del Nuevo Pacto necesitan ser examinados, primeramente, en su contexto. Claro está, que esto significa que debemos examinar el uso gramatical de frases o citas similares en el Viejo Pacto. Será claro, que las citas del Viejo Pacto arrojan luz en el significado de ambos Pactos. Pero, es el Nuevo Pacto el que interpreta al Viejo Pacto; no es al revés. Y es este principio interpretativo, adoptado por los aniquilacionistas que los llevan por mal camino.
Contexto de Isaías 34:8-10: «su humo subirá para siempre»
Este contexto es acerca del juicio del mundo. La indignación de Dios es contra todas las naciones las cuales ha destruido por completo (v. 2). De sus cadáveres subirá hedor (v. 3). «Todo el ejército de los cielos se consumirá, y los cielos se enrollarán como un pergamino; también todos sus ejércitos se marchitarán como se marchita la hoja de la vid, o como se marchita la de la higuera» (v. 4). La espada de Dios «descenderá para hacer juicio sobre Edom y sobre el pueblo que yo he dedicado a la destrucción» (vv. 5-7), lo que se manifestará en venganza (vv. 8-10). El salmista continúa hablando acerca de desolación (vv. 11-15). Finalmente, el texto afirma que todo esto se hará realidad (vv. 16-17). Es claro entonces, por el contexto de Isaías 34 que vemos un lenguaje de juicio usado en diferentes grados.
¿Lo sabía Isaías?
¿Por qué Dios afirma que el humo de Edom subirá para siempre (Isaías 34:6, 10) si Él sabía que el humo no ascendería para siempre? La respuesta es simple. Dios usó las imágenes del humo continuo para indicar la severidad del juicio permanente por venir. Utilizó una ilustración común de la perpetuidad de la brea ardiente, que aparentemente no termina y asociada también con el humo perpetuo, para ilustrar Su juicio permanente.
Pero los condicionalistas cometen un error cuando fallan de reconocer el uso figurativo de Dios en Isaías para demandar una interpretación literal en Apocalipsis. O como a ellos les gusta decir, ambos lenguajes son figurativos y ninguno deberá tomarse literalmente. Esto ¿lo garantiza? Sólo, ¡si usted es condicionalista! Pero exegéticamente es riesgoso debido a que el contexto del Nuevo Pacto debe ser entendido, primero, en su mismo contexto y como he insistido reiteradamente, el Nuevo Pacto interpreta el Viejo Pacto; nunca es lo contrario.
Isaías y la Inspiración del Espíritu de Dios
Sin lugar a duda, Isaías era consciente que la brea ardiente no se quemaría para siempre, sin embargo, el Espíritu de Dios lo inspiró para escribir esas palabras de la manera en que lo hizo. Por lo tanto, está usando estas palabras para expresar la idea de que el juicio severo de Dios es eterno. En este punto, los condicionalistas estarían de acuerdo y dirían que el juicio eterno de Dios es la no existencia, no el tormento consciente eterno. Por supuesto, en esto están dando por sentada su respuesta a la pregunta y están confundiendo erróneamente el castigo eterno con la no existencia.
Sin embargo, en la mente judía había usos figurativos del término «para siempre» y «nunca» que ilustraban acciones y consecuencias permanentes. Aquí hay algunos ejemplos figurativos de su uso en el Viejo Pacto:
Deuteronomio 15:17
- «entonces tomarás una lezna y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre. Y lo mismo harás a tu sierva».
2º Samuel 2:26
- «Abner llamó a Joab, y dijo: ¿Devorará la espada para siempre? ¿No sabes que el final será amargo? ¿Hasta cuándo esperarás para decirles que se vuelvan de perseguir a sus hermanos?».
Job 36:7
- «No aparta sus ojos del justo, sino que, con los reyes sobre el trono, los ha sentado para siempre, y son ensalzados».
Salmo 74:1
- «Oh Dios, ¿por qué nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se enciende tu ira contra las ovejas de tu prado?».
Proverbios 21:28
- «El testigo falso perecerá, mas el hombre que escucha, hablará siempre».
Lamentaciones 5:20
- «¿Por qué te olvidas para siempre de nosotros, y nos abandonas a perpetuidad?».
Habacuc 1:4
- «Por eso no se cumple la ley y nunca prevalece la justicia. Pues el impío asedia al justo; por eso sale pervertida la justicia».
A continuación, algunos ejemplos donde «para siempre» significa «sin fin». Son tomados también del Viejo Pacto.
Éxodo
- 3:15: «Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: ‘El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros’. Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación».
- 15:18: «El Señor reinará para siempre jamás».
Salmo
- 9:7: «Pero el Señor permanece para siempre; ha establecido su trono para juicio».
- 52:5: «Pero Dios te destruirá para siempre; te arrebatará y te arrancará de tu tienda, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Selah)».
- 103:9: «No contenderá con nosotros para siempre, ni para siempre guardará su enojo».
Isaías 57:16
- «Porque no contenderé para siempre, ni estaré siempre enojado, pues el espíritu desfallecería ante mí, y el aliento de los que yo he creado».
Amós 1:11
- «Así dice el Señor: Por tres transgresiones de Edom, y por cuatro, no revocaré su castigo, porque con espada persiguió a su hermano, y suprimió su compasión; su ira continuó despedazando y mantuvo su furor para siempre».
Conclusión de «Isaías 34:8-10: ‘su humo subirá para siempre’»
En Isaías 34: 8-10, Dios usó las imágenes de una quema continua para indicar la severidad del juicio permanente sobre Edom. Utilizó el simbolismo de la perpetuidad de la quema de brea, que aparentemente no termina y que también se asocia con humo perpetuo, para ilustrar Su juicio eterno. Sin embargo, los condicionalistas cometen un error cuando fallan en reconocer el uso figurativo de Dios en Isaías, a exigir una interpretación literal en Apocalipsis para invalidar el juicio permanente real de Dios sobre los impíos en forma de tormento consciente. No permiten que los contextos se interpreten a sí mismos y, en cambio, transfieren el significado de un pasaje al otro. Por eso llegan a conclusiones erróneas.