Ignacio de Antioquía y la WatchtowerIgnacio de Antioquía y la Watchtower

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Abreviaturas: TdJ: Testigos de Jehová. NP: Nuevo Pacto o Nuevo Testamento. VP: Viejo Pacto o Antiguo Testamento.

Por, Luke Wayne
18 de mayo de 2017

Ignacio de Antioquía y la Watchtower

La Watchtower es el cuerpo que gobierna a los TdJ. Afirma en su folleto «¿Debería creer usted en la Trinidad?» que ninguno de los escritores de la Iglesia neotestamentaria creía en la deidad de Cristo ni en la naturaleza trina de Dios.[1. «¿Debería creer usted en la Trinidad?» 1989, pág. 7.] No solo tergiversan todas y cada una de las fuentes que citan.[2. Lea nuestros artículos sobre el abuso de este folleto: Justino Mártir, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Ireneo, Hipólito y Orígenes.] Tampoco mencionan a figuras clave como Ignacio de Antioquía, quien vivió en la época de los Apóstoles y murió como mártir hacia 107/108 d. C. Sus cartas son algunas de las más antiguas de los apóstoles. Sus cartas son algunas de las fuentes más antiguas que tenemos del cristianismo primitivo fuera del NP, y sin embargo el autor de la Watchtower lo deja totalmente fuera de la discusión.

La Revista La Atalaya

Un artículo publicado en la edición del 1 de febrero de 1992 (pág. 7) de esta revista, pretendía referirse a los escritos de Ignacio, pero en realidad sólo citaba material espurio atribuido posteriormente a Ignacio. Este artículo no citaba ni una sola vez las cartas originales de Ignacio. Irónicamente, el autor del artículo incluso menciona el pleno consenso académico de que este material es espurio.[3. La Atalaya, 1 de febrero de 1992, pág. 21.] Él es plenamente consciente de que lo que está citando no son realmente las palabras de Ignacio en absoluto, sin embargo, continúa citándolo y dando a entender al lector que está citando material genuino. De hecho, solo cita el material falsificado y nunca las verdaderas palabras de Ignacio. Es imposible, por lo tanto, evitar la conclusión de que el autor de la Watchtower está engañando deliberadamente a sus lectores en lugar de simplemente ignorar el material.

Contexto de las Cartas de Ignacio de Antioquía

No obstante, los escritos de Ignacio de Antioquía no son Escrituras inspiradas. Tampoco tienen autoridad infalible sobre nosotros. De todos modos, puede ser valioso examinar cómo leían y entendían la Palabra de Dios los hombres cristianos de tan temprana edad. Ignacio no escribió ninguna obra de teología sistemática, ni confesiones de fe exhaustivas. Tampoco tratados minuciosos sobre la naturaleza de Dios. Pero una lectura atenta de las cartas que escribió a las iglesias y a los individuos de su tiempo ayuda a sacar a la luz su fe común en la deidad de Cristo.

Jesús Como Dios

Al inicio de su carta a la iglesia de Éfeso, Ignacio escribe:

  • «Ignacio, llamado también Teóforo, a aquella que es grandemente bendecida en la plenitud de Dios Padre, predestinada antes de los siglos a estar por siempre, para una gloria que no pasa, inquebrantablemente unida y elegida en la pasión verdadera, por la voluntad del Padre y de Jesucristo nuestro Dios, a la Iglesia digna de ser llamada bienaventurada, que está en Éfeso de Asia, mi saludo en Jesucristo y en un gozo irreprochable (Énfasis añadido).
  • I. 1. He acogido en Dios vuestro nombre bienamado, que habéis adquirido por vuestra naturaleza justa, según la fe y la caridad en Cristo Jesús, nuestro Salvador; imitadores de Dios, reanimados en la sangre de Dios, vosotros habéis llevado a la perfección la obra que conviene a vuestra naturaleza» (Carta de San Ignacio de Antioquia a los efesios — Introducción y capítulo 1 — Énfasis añadido).

Capítulos:

18:

  • XVIII, 1. Mi espíritu es víctima de la cruz, que es escándalo para los incrédulos, pero para nosotros salvación y vida eterna: «¿Dónde está el sabio? ¿dónde el disputador?» ¿Dónde la vanidad de aquellos que llamamos sabios? 2. Porque nuestro Dios, Jesucristo, ha sido llevado en el seno de María, según la economía divina, nacido «del linaje de David» y del Espíritu Santo. Él nació y fue bautizado para purificar el agua por su pasión (Carta de San Ignacio de Antioquia a los efesios — Capítulo 18 — Énfasis añadido).

19:

  • XIX. 3. Entonces fue destruida toda magia, y toda ligadura de malicia abolida, la ignorancia fue disipada, y el antiguo reino arruinado, cuando Dios se manifestó hecho hombre, «para una novedad de vida eterna». Y lo que había sido preparado por Dios se comenzó a realizar. Desde entonces, todo se conmovió porque la destrucción de la muerte se preparaba (Énfasis añadido).

20:

También habla de oraciones a Jesucristo, con la esperanza de que Jesús le permitiera escribir más en una fecha posterior si esto era según la voluntad de Cristo:

  • XX, 1. Si Jesucristo me concede la gracia, por vuestras oraciones, y si es su voluntad, yo os explicaré en la segunda carta que debo escribiros la economía, de la que he comenzado a tratar en lo concerniente al hombre nuevo, Jesucristo (Énfasis añadido).

Carta a la Iglesia Romana (Ignacio de Antioquía)

Del mismo modo, abrió su carta a la Iglesia de Roma:

Primera Parte:

  • «Ignacio, que es llamado también Teóforo, a aquella que ha hallado misericordia en la benevolencia del Padre Altísimo y de Jesucristo su único Hijo; a la iglesia que es amada e iluminada por medio de la voluntad de Aquel que quiso todas las cosas que son, por la fe y el amor a Jesucristo nuestro Dios; a la que tiene la presidencia en el territorio de la región de los romanos, siendo digna de Dios, digna de honor, digna de parabienes, digna de alabanza, digna de éxito, digna en pureza …

Segunda Parte:

  • … y teniendo la presidencia del amor, andando en la ley de Cristo y llevando el nombre del Padre; iglesia a la cual yo saludo en el nombre de Jesucristo el Hijo del Padre; a los que en la carne y en el espíritu están unidos a cada uno de sus mandamientos, siendo llenos de la gracia de Dios sin fluctuación, y limpiados de toda mancha extraña; salutaciones abundantes en Jesucristo nuestro Dios en su intachabilidad» (Carta a los Romanos, Prólogo — Énfasis añadido).

Capítulo 3:

  • «… Porque [ … ] nuestro Dios Jesucristo, estando en el Padre, es el que es más fácilmente manifestado. La obra no es ya de persuasión, sino que el Cristianismo es una cosa de poder, siempre que sea aborrecido por el mundo».

Posteriormente en el capítulo 9 les pide …

  • «… Recordad en vuestras oraciones a la iglesia que está en Siria, que tiene a Dios como su pastor en lugar mío. Jesucristo solo será su obispo —Él y vuestro amor».

A los Esmirneanos e Ignacio de Antioquía

  • «Doy gloria a Jesucristo el Dios que os concede tal sabiduría; porque he percibido que estáis afianzados en fe inamovible, como si estuvierais clavados a la cruz del Señor Jesucristo, en carne y en espíritu, y firmemente arraigados en amor en la sangre de Cristo …» (Capítulo I — Énfasis añadido). https://mercaba.org/FICHAS/Escrituras/carta_san_ignacio_ESMIRNEANOS.htm
  • X. Hicisteis bien en recibir a Filón y a Rhaius Agathopus, que me siguieron en la causa de Dios como ministros de [Cristo] Dios; los cuales también dan gracias al Señor por vosotros, porque les disteis refrigerio en toda forma. No se perderá nada para vosotros. Mi espíritu os es devoto, y también mis ataduras, que no despreciasteis ni os avergonzasteis de ellas. Ni tampoco Él, que es la fidelidad perfecta, se avergonzará de vosotros, a saber, Jesucristo (Capítulo X — Énfasis añadido).

Ignacio le Escribe a un Compañero Ministro Cristiano:

  • «Ruego por vuestra felicidad para siempre en nuestro Dios, Jesucristo, por quien permanecéis en la unidad y bajo la protección de Dios» (Carta a Policarpo, capítulo 8 — Énfasis añadido).

Es valioso observar que ninguna de estas declaraciones está enseñando que Jesús es Dios, como si eso fuera algo que sus lectores no supieran. Todas estas declaraciones asumen que es la fe común de los creyentes en cada una de estas iglesias que Jesús es su Dios, que él oye sus oraciones, que son gobernados por Su voluntad divina, y que son redimidos por la sangre de Dios.

La Naturaleza de Cristo

Los TdJ interpretan los pasajes de la Biblia en los que Jesús es llamado claramente «Dios» como una simple expresión de que es «un dios» o un «poderoso». Probablemente harían lo mismo con las citas anteriores si se molestaran en reconocer la existencia de tales pasajes. Teniendo en cuenta el contexto, que Jesús no es simplemente «un dios», sino «NUESTRO Dios» y es claramente el objeto de la oración, adoración y esperanza eterna de Ignacio, tal disculpa no es posible. Sin embargo, Ignacio va aún más lejos. Describe la naturaleza divina, eterna e increada de Cristo en términos claros e inequívocos que dejan muy claro lo que él y sus compañeros cristianos quieren decir al llamar a Jesús «Dios». Por ejemplo, escribió a los Efesios:

Carta a los Efesios: Capítulo 7:

  • VII. 2. No hay más que un solo médico, carnal y espiritual, engendrado y no engendrado, Dios venido en carne, en la muerte vida verdadera, Hijo de María e Hijo de Dios, primero pasible y ahora impasible, Jesucristo Nuestro Señor (Énfasis añadido).

De igual manera, le escribió a Policarpo:

  • III. Pero por amor de Dios hemos de soportar todas las cosas, para que Él nos soporte a nosotros. Sé, pues, más diligente de lo que eres. Marca las estaciones. Espera en Aquel que está por encima de toda estación, el Eterno, el Invisible, que se hizo visible por amor a nosotros, el Impalpable, el Impasible, que sufrió por amor a nosotros, que sufrió en todas formas por amor a nosotros (Carta San Ignacio De Antioquía a Policarpo. Capítulo III — Énfasis añadido).

Jesús es Dios: Él se Hizo Carne

Es eterno, no es creado, es invisible, está por encima de todos los tiempos. Se hizo carne. Asumió una naturaleza humana visible, transitable y hecha. Ignacio también exhorta a los creyentes a «continuar en íntima unión con Jesucristo nuestro Dios».[5. Carta a los Tralianos, capítulo 7.] Escribe que Jesús «estaba con el Padre antes del principio de los tiempos»[6. Carta a los Magnesios, capítulo 6.] y que Él «es su Palabra eterna, que no procede del silencio».[7. ibid. Capítulo 8.] La Palabra es eterna. No es una creación. Tampoco es una Palabra que procede del silencio sin palabras y de repente es pronunciada. Nunca hubo un tiempo en que la Palabra —Jesucristo— no estuviera allí. Ni surgió al principio de los tiempos. Estaba eternamente con el Padre antes de que comenzara el tiempo.

Lo que Vemos en las Palabras de Ignacio

Que el Padre y el Hijo son distintos el uno del otro y, sin embargo, ambos son el único, eterno, verdadero y viviente Dios. Además, cree que el Verbo increado se hizo hombre por nosotros. Esta es la doctrina cristiana clásica.

Jesús y la Resurrección

En la Carta a los Esmirneanos (capítulo II), Ignacio escribe:

  • II. Porque Él sufrió todas estas cosas por nosotros [para que pudiéramos ser salvos]; y sufrió verdaderamente, del mismo modo que resucitó verdaderamente; no como algunos que no son creyentes dicen que sufrió en apariencia, y que ellos mismos son mera apariencia. Y según sus opiniones así les sucederá, porque son sin cuerpo y como los demonios.

Aquí Ignacio está respondiendo a la falsa enseñanza de que Jesús era un ser totalmente espiritual que realmente no tomó carne, ni sufrió y tampoco murió ni resucitó. Responde que Jesús sí sufrió y tuvo una muerte humana. Además, explica que se levantó de la tumba.

Nota al Margen

Vale la pena señalar, que Ignacio argumenta clara y bíblicamente que la resurrección de Jesús fue física y corporal (contrariamente a la enseñanza de los TdJ de que Jesús resucitó solo como una criatura espiritual y que Su cuerpo permaneció muerto).

Carta a los Esmirneanos

Ignacio en el capítulo 3 de esta carta, escribe:

  • III. Porque sé y creo que Él estaba en la carne incluso después de la resurrección; y cuando Él se presentó a Pedro y su compañía, les dijo: Poned las manos sobre mí y palpadme, y ved que no soy un demonio sin cuerpo. Y al punto ellos le tocaron, y creyeron, habiéndose unido a su carne y su sangre. Por lo cual ellos despreciaron la muerte, es más, fueron hallados superiores a la muerte. Y después de su resurrección Él comió y bebió con ellos como uno que está en la carne, aunque espiritualmente estaba unido con el Padre.

En cualquier caso, lo más importante para nuestro propósito aquí es que Ignacio atribuye a Jesús Su propia resurrección. Más adelante, en la misma carta, atribuye también la resurrección al Padre:

Capítulo 7:

  • «… nuestro Salvador Jesucristo, que padeció por nuestros pecados y a quien el Padre, por su bondad, resucitó» (Énfasis añadido).

El Padre resucitó a Jesús. Él, se resucitó a Sí mismo. No hay contradicción. La Resurrección de Jesús fue obra del Dios Trino.

La Trinidad

La Atalaya de 1992 citada anteriormente plantea la objeción:

  • «Incluso si Ignacio hubiera dicho que el Hijo era igual al Padre en eternidad, poder, posición y sabiduría, todavía no sería una Trinidad, porque en ninguna parte dijo que el espíritu santo era igual a Dios en esas formas …».[8. La Atalaya, 1 de febrero de 1992, pág. 21.]

¿Pretendía Ignacio Escribir una Teología Sistemática?

Por supuesto que lo anterior, presupone falsamente que Ignacio intentaba escribir una teología sistemática, lo que no era el caso. También podría decir que Ignacio rechazó la enseñanza de los TdJ de que el Espíritu Santo es una fuerza impersonal simplemente porque nunca dice explícitamente que sí lo sea. Los TdJ probablemente no encontrarían convincente ese argumento del silencio, y no deberían. Es un mal argumento, y es igual de malo cuando lo usan contra la Trinidad. Todo lo que Ignacio escribe sobre el Padre y el Hijo es coherente con la doctrina bíblica de la Trinidad y contrario a la enseñanza de esta organización de que Jesús es un ser creado y es Miguel Arcángel. Aunque Ignacio no dijera nada en absoluto sobre el Espíritu Santo, sus escritos no contradecirían en modo alguno la doctrina de la Trinidad y, de hecho, apuntarían afirmativamente a su verdad.

Carta a los Romanos: Capítulo 6:

Anotado lo anterior, Ignacio hace afirmaciones que, tomadas junto con sus afirmaciones cristológicas anteriores, son positivamente trinitarias. Él escribe:

  • «… No concedáis al mundo a uno que desea ser de Dios, ni le seduzcáis con cosas materiales. Permitidme recibir la luz pura. Cuando llegue allí, entonces seré un hombre. Permitidme ser un imitador de la pasión de mi Dios. Si alguno le tiene a Él consigo, que entienda lo que deseo, y que sienta lo mismo que yo, porque conoce las cosas que me están estrechando (cf. Ph 1,23 — Énfasis añadido).

En la frase «la pasión de mi Dios», Ignacio se refiere de nuevo a su Dios como el que sufrió la crucifixión. Es el sufrimiento de Cristo lo que Ignacio está imitando en su propio martirio. En la siguiente frase, «Si alguno le tiene a Él consigo …», Ignacio identifica al Espíritu que habita en los creyentes como el mismo Dios.

En Cuanto a los Líderes de la Iglesia

Ignacio dice en otro lugar que los líderes de la Iglesia «han sido nombrados según la mente de Jesucristo, a quien Él ha establecido en seguridad, según su propia voluntad, y por su Espíritu Santo» y que han obtenido su ministerio «por el amor de Dios Padre, y del Señor Jesucristo».[9. Carta a los Filadelfianos, capítulo 1.] Así, no solo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo actúan juntos cuando Dios nombra a un líder, sino que el Espíritu Santo es el de Cristo. Las tres personas de la Trinidad están igualmente unidas en la obra de la redención:

Carta a los Efesios: Capítulo 9:

  • IX. I. «… ya que vosotros sois piedras del templo del Padre, preparados para la construcción de Dios Padre, elevados hasta lo alto por la palanca de Jesucristo, que es la cruz, sirviendo como soga el Espíritu Santo; vuestra fe os tira hacia lo alto …»

La Iglesia de Magnesia

Ignacio también bendice a la Iglesia de Magnesia «en el Hijo, y en el Padre, y en el Espíritu»[10. Carta a los Magnesios, capítulo 13.] y profesa que los Apóstoles se sometieron «a Cristo, y al Padre, y al Espíritu».[11. ibíd.] Asimismo, cierra la carta: «Bien os vaya en la armonía de Dios, vosotros que habéis obtenido el Espíritu inseparable, que es Jesucristo».[12. ibid. Capítulo 15.] Aunque ninguna de las cartas de Ignacio era una presentación sistemática de su visión del Espíritu Santo o de la naturaleza de Dios, cuando tomamos sus declaraciones en conjunto, está claro que él y sus lectores consideraban al Espíritu Santo como Dios junto al Padre y al Hijo.

Conclusión

Cuando nos fijamos en los escritos de Ignacio de Antioquía, encontramos pruebas notables de que él y las muchas iglesias a las que escribió compartían una fe común en que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran el único Dios vivo y verdadero. Consideraban que el Hijo era eterno junto al Padre, le ofrecían oraciones y se sometían a Su voluntad divina. Creían que el Hijo eterno se hizo hombre, sufrió por nuestros pecados y resucitó físicamente de entre los muertos en la misma carne en la que murió. Todo esto es coherente con el cristianismo bíblico y está en total contradicción con las enseñanzas novedosas y anticristianas de los TdJ.

Dentro de la Biblia

  • Jesús dijo: «Por eso les dije que morirán en sus pecados; porque si no creen que Yo soy, morirán en sus pecados» (Juan 8:24).
  • Pablo escribió: «Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él» (Colosenses 2:9).
  • Juan 1:1-3 registra: «En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho».

El Libro de Hebreos

  • «Pero del Hijo dice: «Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos, Y cetro de equidad es el cetro de Tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad; Por lo cual Dios, Tu Dios, te ha ungido Con Óleo de alegría más que a Tus compañeros». 10 También: «Tú, Señor, en el principio pusiste los cimientos de la tierra, Y los cielos son obra de Tus manos; 11 Ellos perecerán, pero Tú permaneces; Y todos ellos como una vestidura se envejecerán, 12 Y como un manto los enrollarás; Como una vestidura serán mudados. Pero Tú eres el mismo, Y Tus años no tendrán fin»» (Hebreos 1:8-12).

En MIAPIC

¿Qué es la Trinidad?

La palabra «trinidad» es un término utilizado para denotar la doctrina cristiana de que Dios existe como una unidad de tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cada una de las personas es distinta de la otra, pero idéntica en esencia.

Romanos 8:9-11 y la Trinidad

Los términos utilizados para el Espíritu Santo y la forma en que el Padre, el Hijo y el Espíritu son descritos en Romanos 8 reflejan y dependen de la verdad de la doctrina de la Trinidad.

La Epístola de Judas y la Deidad de Cristo

Este es uno de los más breves del NP, pues solo contiene un pequeño capítulo. Sin embargo, incluso en estas pocas líneas, Judas consigue añadir algo al vasto testimonio bíblico de la deidad de Cristo.

La Watchtower y 1975

La Organización Watchtower predijo, basándose en su interpretación de las Escrituras a lo largo del Viejo y Nuevo Pacto y en las conclusiones lógicas de sus doctrinas centrales, que el fin de este sistema de cosas y el amanecer de una nueva era de paz en la tierra llegaría en 1975. Esta profecía falló y es un poderoso ejemplo de por qué esta Organización es falsa y cómo sus doctrinas e interpretación de las Escrituras son totalmente ilusorias.

Por Carlos E. Garbiras

Carlos Enrique Garbiras es Director general en Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana (MIAPIC). Actualmente, sirve en predicación y enseñanza de la Palabra de Dios en Bogotá, donde dirige además la Escuela de Estudios Teológicos MIAPIC.