¿Están los Cristianos Obligados por la Ley de Moisés?¿Están los Cristianos Obligados por la Ley de Moisés?

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26 de mayo de 2011

Abreviaturas: NTV: Nueva Traducción Viviente. TLA: Traducción en lenguaje actual. NEB: New English Bible.

Nota: A menos que se diga lo contrario, las citas son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas.

¿Están los Cristianos Sujetos a la Ley de Moisés?

No están sujetos. Pero la Ley es una guía para nosotros. El libro del Levítico es quizá el menos leído y el más incomprendido de todo el Viejo Pacto. Desde la perspectiva de la Nuevo Pacto, muchos cristianos consideran que esta revelación inspirada por Dios, con todas sus detalladas leyes dietéticas, sacrificiales y sacerdotales, es totalmente irrelevante.

Sin embargo, y al mismo tiempo, es considerado por la mayoría de los judíos ortodoxos y algunos cristianos profesantes, tanto de esta generación como de generaciones pasadas, como un elemento indispensable para prescribir una verdadera conducta piadosa para el pueblo elegido de Dios.

La Ley Levítica y su Relevancia

Pero la cuestión para los cristianos fue quizá el tema más debatido en la Iglesia del siglo primero. Esta quedó claramente zanjada en aquel momento, durante el primer concilio de la Iglesia en Jerusalén. Sin embargo, algunos cristianos de hoy siguen sin tener claro si están obligados a cumplir todos los requisitos de la Ley de Moisés, tal como se describen en las páginas del Pentateuco o cinco primeros libros del Viejo Pacto.

Sin embargo, Dios no nos ha dejado sin respuesta. En las páginas de la Escritura nos ha esbozado la función expresa de Su Ley y su relación con el cristiano.

Los primeros cristianos eran judíos. Ellos predominaban en la iglesia en sus etapas de desarrollo. Estos creyentes judíos-mesiánicos del primer siglo no renunciaron inicialmente a su observancia de la Ley de Dios, sino que continuaron en ella, como era su costumbre desde los días de su juventud.

¿Cuándo Surgió Esta Relevancia?

Para los cristianos, la cuestión de la relevancia de la Ley de Moisés surgió cuando Dios empezó a añadir creyentes gentiles al Cuerpo de Cristo. En el capítulo 10 de los Hechos, Dios ordenó a un centurión gentil llamado Cornelio, temeroso de Dios, que buscara al apóstol Pedro. Posteriormente, Dios reveló Su voluntad al apóstol en una visión muy perturbadora. Esta visión llevó finalmente a Pedro a proclamar el evangelio ante Cornelio y todos sus amigos y parientes cercanos. Esto dio lugar a su dramática conversión al cristianismo.

Pablo, el Apóstol

Cuando el Señor comenzó a levantar al apóstol y a utilizarlo poderosamente para su gloria, se produjeron muchas más conversiones de gentiles. Esta gran afluencia de creyentes gentiles a la iglesia primitiva atrajo mucha atención al tema de la relevancia de la ley mosaica para el cristiano. En Hechos 15:1, leemos: «Cuando Pablo y Bernabé estaban en Antioquía de Siria, llegaron unos hombres de Judea y comenzaron a enseñarles a los creyentes: ‘A menos que se circunciden como exige la ley de Moisés, no podrán ser salvos’» (NTV).

El Concilio de Jerusalén

Se decidió que Pablo y Bernabé subieran a Jerusalén para reunirse con los apóstoles y los ancianos con el fin de resolver esta disputa. Y fue allí donde se tomó la decisión histórica sobre la relación del cristiano con la Ley de Moisés. En medio de mucho debate y discusión, el apóstol Pedro preguntó con respecto a este asunto: « Ahora pues, ¿por qué tientan a Dios poniendo sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?» (Hechos 15:10). Entonces fue revelado por el Espíritu Santo que los creyentes gentiles no estaban obligados a guardar la Ley de Moisés, sino que ellos, al igual que los judíos, son salvos por la gracia del Señor Jesús.

¿Tiene Esta Ley Propósito Para los Cristianos Gentiles?

Parecería en este punto que la Ley entregada por Moisés a los judíos no tiene propósito alguno para el cristiano; que es totalmente irrelevante. En la Epístola de Pablo a los Gálatas, él trató este tema extensamente ya que esta iglesia también estaba cayendo bajo la influencia de «los de la circuncisión» que también eran conocidos como los «judaizantes».

En medio de su carta a los creyentes de Galacia, Pablo procede a formular la siguiente pregunta:

  • «Entonces, ¿para qué sirve la ley?» (Gálatas 3:19 — TLA).

A continuación, Pablo responde a esta pregunta, y al hacerlo hace la siguiente afirmación.

Gálatas 3:21-24

  • «¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido[a] de la ley. 22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a todos los que creen.

Hijos de Dios por Medio de la FE

  • 23 Antes de venir la fe, estábamos encerrados bajo la ley, confinados para la fe que había de ser revelada. 24 De manera que la ley ha venido a ser nuestro guía para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe».

Según Pablo, la Ley se añadió a causa de las «transgresiones». Esto implica, como sugiere la paráfrasis de la NEB, que la Ley de Dios se utilizó para «hacer de la maldad una ofensa legal». En otras palabras, su intención era revelarnos nuestra bancarrota moral para que pudiéramos descubrir lo pecadores que realmente somos.

El Trabajo de la Ley

Después de que un individuo ha llegado a la fe en Cristo, el trabajo de «nuestro guía o tutor» en mostrarles su pecaminosidad y por lo tanto llevarlos al Salvador se ha cumplido. Y en este punto ya no se está bajo el «maestro de escuela». Como Pablo tan acertadamente declaró en Romanos 3:20:

  • «Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado».

La Relevancia de la Ley de Dios

Por tanto, es indiscutible que la Ley de Dios es relevante y pertinente. En su sentido levítico, esta sigue sirviendo como maestro de escuela a los judíos que todavía se adhieren a ella como norma de conducta. Y en su sentido general, moral, como se encuentra en el corazón de la Ley, los Diez Mandamientos, sigue sirviendo como una brújula moral y la prescripción de Dios para una conducta santa, mientras que convence a las conciencias de los hombres y mujeres de todo el mundo, ya que revela la pecaminosidad y por lo tanto la verdadera profundidad de la necesidad del Salvador.

1ª Timoteo 1:9-10

  • «Pues la ley no fue diseñada para la gente que hace lo correcto. Es para los transgresores y rebeldes, para los desobedientes a Dios y los pecadores, para quienes no consideran nada sagrado y que profanan lo que es santo, para quienes matan a su padre o a su madre, o cometen otros homicidios. 10 La ley es para los que cometen inmoralidades sexuales o los que practican la homosexualidad o los traficantes de esclavos, los mentirosos, los que no cumplen sus promesas o los que hacen cualquier otra cosa que contradiga la sana enseñanza».

Conviene, pues, al siervo sabio y sensato del Señor esgrimir legítimamente los santos mandamientos de Dios mientras trabaja fielmente en el campo que está blanco para la siega.

Por Matt Slick

Presidente y Fundador del Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana. Matt obtuvo su Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Concordia, en Irvine, California en 1988. Obtuvo su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Westminster en Escondido, California en 1991.