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26 de abril de 2014
¿Cómo se Aplica la Trinidad a mi Vida en la Práctica?
La doctrina de la Trinidad afirma hay un Dios que existe en tres personas distintas y simultáneas. Es una doctrina fundamental de la fe Cristian. Pero actualmente ¿cómo se aplica en la práctica a nuestra vida? Para responder a esta pregunta, primero debemos examinar dos doctrinas que aclaran la Trinidad.
La Trinidad Ontológica
Es la enseñanza de que cada miembro de la Divinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, posee la misma naturaleza divina. En otras palabras, cada uno tiene la cualidad de ser Dios. Esto es importante porque solo Él tiene esta esencia divina. Nosotros no.
La Trinidad Económica
Es la enseñanza de que dentro de la Divinidad cada uno de los miembros tiene un papel diferente. El Padre envió al Hijo (Juan 6:44; 8:18); este, es decir, el primero, no fue enviado. El Hijo bajó del cielo no para hacer Su propia voluntad, sino la voluntad del que lo envió (Juan 6:38). El Unigénito (Juan 3:16), es decir, el Hijo, fue dado por el Padre para que realizara la obra redentora (2ª Corintios 5:21; 1ª Pedro 2:24). Ni Dios Padre ni el Espíritu Santo (quien es Dios) fueron dados al mundo para redimirnos. El Padre y el Hijo enviaron al Espíritu Santo, pero este último no envía ni al Padre ni al Hijo.
Sus Oficios
El Padre, que nos eligió antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), nos predestinó (Efesios 1:5; Romanos 8:29), y entregó los elegidos al Hijo (Juan 6:39). Estos, no son dados al Espíritu Santo. Tampoco al Padre. La Única Persona de la Trinidad que se encarnó, fue el Hijo. Por lo tanto, dentro de la Trinidad Económica podemos ver una diferencia de función entre sus miembros. Pero, estas no significan que cada miembro no sea igualmente divino.
Aplicación Práctica: El Pacto Eterno de Redención
- «Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno» (Hebreos 13:20).
La Trinidad
Es el contexto más probable para el Pacto Eterno mencionado en Hebreos 13:20. Puesto que Dios es eterno, tiene sentido decir que este pacto debe ser una alianza hecha entre los miembros de la Trinidad. Por lo tanto, muchos comentaristas bíblicos creen que este Pacto Eterno es la promesa del Padre al Hijo de que el primero, le daría al segundo, los elegidos (Juan 6:39) y que este a su vez, tendría que encarnarse y cargar con nuestros pecados para cumplir esa promesa (Juan 1:1, 14; 1ª Pedro 2:24). Es gracias al pacto interno dentro de la Trinidad hecho antes de la fundación del mundo que tenemos redención. Esta es quizá la más importante de todas las aplicaciones prácticas de la Trinidad, ya que proporciona un trasfondo para la obra eterna de Dios en nuestra redención.
La Trinidad y la Salvación
Siguiendo en la línea de la salvación, podríamos argumentar que sin la Trinidad no podemos salvarnos. He aquí por qué. Nuestro pecado es contra Dios. Pero por nosotros mismos, no somos capaces de deshacer nuestra ofensa contra Él. Esto se debe a nuestra pecaminosidad e incapacidad de guardar perfectamente Su ley. La única otra parte disponible para tratar con nuestro pecado es Dios mismo. Después de todo, nuestros pecados son contra Él, así que tiene que intervenir y hacer lo que nosotros no pudimos. Eso es exactamente lo que ocurrió. Jesús es Dios en carne (Juan 1:1, 14; Colosenses 2:9) que nació bajo la ley (Gálatas 4:4) y que nunca pecó (1ª Pedro 2:22).
El Único Capaz de Guardar la Ley
Como pudo cumplir perfectamente la Ley de Dios —ya que nosotros no podíamos— Cristo pudo redimirnos. Los cristianos estamos familiarizados con este mensaje evangélico. Pero lo que mucha gente desconoce es que —para que nuestra redención fuera real— nuestro Redentor necesitaba tener dos naturalezas: divina y humana. Necesitamos un Salvador que sea divino para ofrecer un sacrificio de calidad divina con el que Dios Padre quede apaciguado. Además, Jesús necesitaba ser humano, para poder cumplir la ley y morir por los humanos. Esto significaría que Él tuvo que nacer y estar bajo la Ley (Gálatas 4:4) y cooperar con las limitaciones de ser hombre (Filipenses 2:5-8).
Lo que Esto Significaría
Para decirlo sin rodeos en una pregunta. Cuando el Verbo se hizo carne (Juan 1:1, 14), ¿quién quedó, por así decirlo, dirigiendo el universo? Esto significaría que Dios Padre estaba operando en Su plena omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia. Mientras que el Hijo cooperó con las limitaciones de ser hombre (Filipenses 2:5-8), para poder ser crucificado y redimirnos. Así que podríamos decir que sin Dios siendo una pluralidad de personas no podríamos tener la encarnación, y sin esta, no podríamos ser redimidos.
La Trinidad y el Matrimonio
El matrimonio es una promesa de alianza en la que un hombre y una mujer suscriben un contrato legal. Se comprometen a la comunión mutua, al reparto económico, a los privilegios sexuales, etc., con diversas exclusiones para todos los demás miembros de la sociedad. Dentro de este, está el marido, que debe amar a su mujer (Efesios 5:25) y que también tiene autoridad espiritual sobre ella (Efesios 5:23). Pero, cuando consideramos la Trinidad, vemos que Dios Padre amaba al Hijo (Juan 3:35; 5:20) y tenía autoridad sobre este desde que lo envió (Juan 4:34; 5:36).
La Autoridad Posicional del Padre Sobre el Hijo
Por lo tanto, viendo esta autoridad reconocemos que no significa que exista una diferencia de naturaleza o importancia entre ellos. Esto lo podemos aplicar al matrimonio y reconocer que la autoridad espiritual que el marido tiene sobre su mujer no disminuye su calidad o importancia. Esto es importante, sobre todo porque a veces los maridos oprimen a sus esposas en lugar de considerarlas iguales. Si comprendemos que nuestras esposas también están hechas a imagen del Dios trino (Génesis 1:26), y como el Espíritu Santo que es el ayudante (Juan 15:26), podremos entonces apreciar adecuadamente el valor de nuestras esposas como ayudantes, que son nuestros iguales, pero en una posición diferente de autoridad.
Entendiendo la Estructura Jerárquica Dentro de la Trinidad
Además, al comprender esta estructura jerárquica, nos ayuda a entenderla mejor dentro del matrimonio. Así como los miembros de la Trinidad trabajan todos en armonía, también los cónyuges deben trabajar. Por tanto, su matrimonio debe reflejar la comunión trinitaria, la igualdad y la diferencia de funciones.
Comunión de Unos con Otros
Antes de la creación del universo, Dios siempre ha existido como Trinidad de personas. Por tanto, podemos decir que la comunión interna siempre ha sido de perfecta armonía y comunión. El modelo de la Iglesia cristiana y de nuestras vidas individuales como cristianos es reflejar esta comunión de Dios. Finalmente, es esta la que emana de la propia naturaleza trinitaria de Dios. Como cristianos, debemos tener comunión unos con otros, especialmente cuando el Espíritu Santo mora en los creyentes (2ª Corintios 13:14). Del mismo modo, esta comunión debe disfrutarse dentro de la comunidad eclesial y con Jesús (1ª Corintios 1:9). Por lo tanto, dado que la doctrina de la Trinidad permite una verdadera encarnación y nuestra redención, podemos ser habitados por el Espíritu Santo (la tercera persona de la Trinidad) y tener comunión con Dios y con otros que también son habitados por la tercera Persona de la Trinidad.
La Cena del Señor
Cuando comulgamos en la iglesia, participamos en una ceremonia de pacto. El pan y el vino son sus símbolos. Pero ¿cuál pacto? Como mencioné anteriormente, existe el Pacto eterno. Este es entre los miembros de la Divinidad para nuestra redención. Por lo tanto, cuando participas de los elementos, se manifiesta el Pacto Eterno. En otras palabras, la comunión dentro de la Trinidad —que es necesariamente sin principio y sin fin— significaría que los pensamientos de Dios para usted son infinitos en número. Después de todo, Él existe desde siempre y pactó dentro de la Trinidad para redimir a las personas de un mundo caído. Esto significa que Él le ha estado considerando. Pensando en usted y amándolo desde siempre. Este conocimiento puede ser muy reconfortante y tranquilizador en momentos de dificultad.
Usted NO es Divino
Dios lo es; usted no. La Trinidad es el único Ser divino. No somos dioses, ni podemos llegar a serlo. Aunque hay herejías que se enseñan en nuestro mundo de hoy que abogan por nuestra «divinidad interior» o el potencial de convertirnos en divinos, la verdad es que sólo Dios la Trinidad tiene la cualidad, naturaleza y esencia de ser Divina. Cuando lo comprenda tendrá menos tendencia a exaltarse, a creerse más de lo que debería. Con suerte, también aprenderá a depender más de Él que de sus posesiones y habilidades. Combine esto con la noción de que Dios en el Pacto Eterno Intertrinitario lo ha redimido y planeado su redención desde antes de la fundación del universo esto, debería ayudarle a permanecer humilde ante Dios y dependiente de Él mientras confía en Su amor divino por usted.