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«Lot escogió para sí todo el valle del Jordán, y viajó Lot hacia el oriente. Así se separaron el uno del otro» (Génesis 13:11).
Quién Elige en tu Vida: ¿Tú o Dios?
Como todo ser humano tenemos proyectos, ideales que nos gustaría lograr ya sea, a mediano o a largo plazo. Pueden estar relacionados con el matrimonio, nuestro trabajo, profesión o ministerio, o tal vez sea un lugar especial donde quisiéramos servir o vivir. Dice la Escritura que Lot «escogió para sí» indicándonos una decisión particular en cuanto a lo que él quería. El versículo anterior dice:
- «Y alzó Lot los ojos y vio todo el valle del Jordán, el cual estaba bien regado por todas partes (esto fue antes de que el SEÑOR destruyera a Sodoma y Gomorra) como el huerto del SEÑOR, como la tierra de Egipto rumbo a Zoar» (Génesis 13:10).
El deseo de su corazón hizo que Lot viera esta esta llanura, y aunque similar «como el huerto del SEÑOR», los hombres de Sodoma que la habitaban «eran malos y pecadores contra el SEÑOR en gran manera» (Génesis 13:13).
Caso similar pasa con los seres humanos; aún dentro del mismo pueblo escogido de Dios nuestra tendencia es gobernar nuestra propia vida. Somos capaces de decirle a Dios aún siendo Sus hijos: «No te entrometas. Esta decisión es mía. Yo sé lo que necesito». Lot al dejarse llevar por vista y no por fe, perdió a su esposa y lo que hasta ese momento había logrado construir.
De otro lado, Abraham ―todavía Abram―permitió que Dios le escogiera la tierra la cual también sería para su descendencia.
Si confesamos que Dios está en control de nuestra vida, creyendo en Su sabiduría y provisión, ¿por qué entonces, nos salimos de Su perfecta escogencia para nosotros, para nuestra familia e hijos? Al Dios elegir y estar nosotros caminando en Su perfecto plan tendremos la total seguridad de que Sus elecciones siempre serán mejor que las nuestras. Si no, ¿por qué entonces lo llamamos sabio?
«Señor: limpia mi corazón del deseo engañoso de mis ojos. Del querer y desear lo que YO quiera. Si te he declarado como mi Dios, mi Señor y mi Salvador, hoy, en mi libre albedrío decido que seas Tú quien me indique el camino correcto porque he confiado en Ti».
Excelente palabra, que nos recuerda, que es Dios quien hace su voluntad en nosotros, no la nuestra, El es todopoderoso sabe lo que nos conviene, muchas veces demoramos la bendición por tomar nuestros propios caminos.
Dios lo bendiga Pastor por alimentarnos espiritualmente con estas palabras de fe.