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Cuando los cristianos dicen que la Biblia es inspirada, están diciendo que es, literalmente, «dada por el aliento de Dios».
«Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra» (2ª Timoteo 3:16-17).
La palabra griega para «inspirada» es, «theopneustos», que significa, «dada, infundida por el aliento de Dios, debido a la inspiración de Dios». En otras palabras, esto significa que la autoría de las Escrituras es de Dios, y que Él se movió a través de la personalidad y capacidades de los escritores bíblicos, de manera que ellos escribieron sin error, y que es correcta en todo aquello a lo que se dirigió. Por lo tanto, las Escrituras son el producto, tanto de Dios como del hombre, y que estas, reflejan el estilo de escritura de los diferentes escritores.
Este proceso de inspiración no fue un dictado mecánico, donde el escritor simplemente escribió lo que escuchó. Tampoco entraron en una especie de trance como algunos casos de «escritura automática», lo cual sí se hace en algunas prácticas ocultas. Más bien, los escritores de la Biblia tuvieron libertad para escribir lo que quisieron, el estilo que querían y cuando querían; sin embargo, era Dios moviéndose a través de ellos para asegurar la integridad y exactitud de lo que se debía escribir.
Aún más, la iglesia cristiana reconoce la inspiración de las Escrituras porque el Espíritu Santo, que habita en los creyentes, reconoce la voz de Dios. Ninguna iglesia nos dio las Escrituras.