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24 de noviembre de 2008
¿Ha Fracasado la Iglesia Cristiana?
Se supone que el cristianismo representa a Jesús. Él enseñó acerca del amor, del perdón, del sacrificio, de la unidad y la humildad. Aunque eso puede ser cierto en gran medida, los cristianos han demostrado una asombrosa capacidad para pasar por alto muchas virtudes bíblicas y permitir que la división denominacional y disputas los debilite. Desafortunadamente y debido al «refinamiento» doctrinal en lo no fundamental, al deseo de estar cómodos en la iglesia y a una creciente apatía por marcar la diferencia en el mundo, la iglesia estadounidense se ha castrado en muchos aspectos. También en otros países del mundo se ha vuelto débil, perdiendo mucho tiempo en sutilezas. Con demasiada frecuencia los cristianos se esconden en iglesias diseñadas para mantenerlos cómodos y seguros. Mientras que el mundo se va al infierno nosotros jugamos al «juego de la religión» fragmentando y abandonando el propio sacrificio por la comodidad.
Mateo 28:18-20
- «Acercándose Jesús, les dijo: ‘Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. 19 Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo’».
La Importancia de la Pureza Doctrinal
No quiero decir que esta pureza no sea importante; definitivamente lo es. Sin un adecuado entendimiento de quién es Dios, de lo que ha hecho y de lo que debemos hacer con relación a Él, estaríamos condenados. Nuestra salvación depende de quién es Jesús y de lo que hizo. Necesitamos conocer la verdad. Por lo tanto, como cristianos, debemos separarnos de las doctrinas falsas que hacen impotente la verdad salvadora del sacrificio de Jesús. Debemos separarnos de los falsos maestros y las falsas doctrinas; no separarnos de nosotros mismos. En las doctrinas no fundamentales necesitamos permanecer unidos tanto como sea posible para así poder pelear contra los enemigos del evangelio; no pelearnos entre nosotros los cristianos. Reconozco que las denominaciones, en un grado pequeño, son necesarias y no dejarán de existir. Pero la comodidad y la «pureza doctrinal» le han robado a la Iglesia mucho de su poder.
La Iglesia Neotestamentaria
Mientras que los cristianos al inicio de la Iglesia contaban con Dios para cada una de sus necesidades, hoy, las iglesias con comodidades materiales y sin necesidad de bajar del automóvil nos han convertido en personas satisfechas con nosotros mismos e indolentes al llamado de Dios para hacer discípulos en cada nación. Estamos cómodos en los Estados Unidos donde tenemos lo mejor de todo y solo tenemos que colocar en crédito nuestras demandas caprichosas y por lo tanto evitar la dependencia en Dios para nuestras necesidades. Esto, hace la fe en Dios menos necesaria.
Algunas Señales
Hemos sido distraídos y la iglesia está mostrando signos de apatía. Tenemos nuestras máquinas de video, aires acondicionados, controles remotos y comida rápida. Contamos con iglesias con aire acondicionado central, excelentes sistemas de sonido, predicadores bien vestidos, asientos lujosos y cómodos y coros bien entonados, pianos, órganos y lo último en instrumentos musicales. Somos bendecidos con comités, planes y dinero. De hecho, tenemos tantas iglesias que se nos garantiza que podemos encontrar una que convenga a cualquiera de nuestros caprichos o preferencias y con demasiada frecuencia los mensajes son tan agradables que no hacen que nuestros corazones se duelan por el perdido o por nuestro Señor.
La medicina de la pureza doctrinal puede convertirse en una plaga cuando esta divide innecesariamente eso que la sangre de Cristo ha hecho santo. Nosotros debemos tener cuidado en no sacrificar a las personas en el altar de la pureza doctrinal cuando las doctrinas son tan simples como el estilo de la música, lo que debemos o no vestir, si debemos o no usar maquillaje, etc. No debemos educada y amorosamente expulsar a los miembros creyentes de nuestras iglesias y bendecirlos en su salida porque bautizamos por inmersión o no, hablan o no en lenguas, o creen o no en la pre tribulación, etc. Por el dolor y la confusión, muchos cristianos heridos deambulan por el paisaje espiritual buscando un refugio seguro solo para caer presas de falsos maestros o por el llamado seductor del mundo.
La Pureza Doctrinal
Si, necesitamos pureza doctrinal y tal vez aún debamos morir por esta algún día. Pero vale la pena morir por la pureza doctrinal en las doctrinas fundamentales, no en las que no son fundamentales. Las confesiones y los credos no son nuestro pan ni vino. No deberíamos sacrificar la bendición de la unidad por los pequeños detalles de la pureza. Pero alguien diría: «Estas doctrinas son importantes y nuestra iglesia tiene la verdad». Tal vez, Pero Jesús dijo que el mundo sabría que somos Sus discípulos por el amor que nos tendríamos entre nosotros, no por la pureza de nuestra doctrina.
¿Y qué ve el mundo en todo esto? ¿Ve a una iglesia visible llena de sacrificio, de amor? O ¿llena de personas que se consideran a sí mismas más importantes que ellos mismos? No. El mundo ve refinados evangelistas en la televisión perfectamente bien peinados y sonrisas atrayendo sobre sí los ojos de miles de personas crédulas mientras que preguntan por dinero y nuevos «pactos» que también involucran el dinero de los crédulos cristianos. También ve la hipocresía de la rectitud moral proclamada orgullosamente ante el mundo y contradiciéndose por los hechos. El mundo ve una iglesia fragmentada por las denominaciones que no pueden siquiera limpiar su propia casa.
Y lo que es más, la iglesia ha detenido su proclamación contra el pecado empezando a creer la mentira de que es débil e impotente para detener el momento de decaimiento social. La iglesia no tiene nada que decir cuando enfrenta la inmoralidad y tropieza en vez de mantenerse de pie contra el pecado.
¿Cuáles son las consecuencias de esto?
Vemos el surgir de los cultos como el mormonismo y los testigos de Jehová los cuales tienen millones de seguidores fieles y constantes que van puerta a puerta regando sus doctrinas condenatorias. ¿Dónde están los cristianos que se oponen a éstas? ¿Dónde está la iglesia? ¿Está apoyando los esfuerzos para detener este reguero de mentiras? ¿Está unida detrás de una causa común? ¡No! Le deja el trabajo al cansado y al pequeño el cual tiene una carga que le quema el corazón y que gasta sus esfuerzos muchas veces en una batalla constante y frustrante por la verdad. La iglesia como recompensa, le da palmaditas en la espalda y le dice: «Dios bendice. Vaya en paz». Pero deja a los guerreros reducidos para que se valgan por sí mismos.
Vemos las consecuencias en el sistema educacional con el aumento de la filosofía humanista. Agendas puramente seculares en lo moral, en lo político y social están siendo enseñadas a nivel escolar. La homosexualidad, el relativismo, el «saneamiento» de los valores y la «limpieza ética» están «limpiando» y «aclarando» la mente de los jóvenes en contra de los valores cristianos. Los niños se sientan y escuchan toda esta basura mientras vamos a la iglesia y discutimos acerca de qué himnos cantar en el siguiente servicio, del órgano y el color de la alfombra. Dios tenga misericordia de nosotros.
La sociedad no necesita preocuparse con la meditación de nuestra gente ya que su conciencia no puede tener remordimiento cuando muchas de las fallas del cristianismo hablan por sí solas. La sociedad está siendo muy poco afectada por el evangelio. Lo secular no necesita estar cauteloso de la iglesia que se sienta ociosamente con los brazos cruzados y mima a sus miembros sin animarlos a tomar riesgos por el evangelio.
El mundo secular tiene la libertad para burlarse de la verdad, a socavar nuestras libertades y clamar más y más convertidos para sí. Esto es seguro para el cristianismo, pero, ¿está a salvo de esto?
¿Qué debemos hacer?
Primero
Necesitamos confesar nuestros pecados a nuestro Señor y arrepentirnos de estos. Reconocer nuestra apatía, orgullo, murmuración y cualquier ídolo de «pureza doctrinal» los cuales son usados para dividirnos. Debemos renunciar a estos, doblar nuestras rodillas, orar, confesar, perdonar y así sucesivamente. Necesitamos reconocer que debemos estar unidos para ser fuertes. Pero debemos hacer esto sin comprometer el evangelio de la verdad (1ª Corintios 15:1-4; Romanos 5:1). El enemigo quiere vernos fragmentados; Dios quiere vernos unidos.
Segundo
Necesitamos reconocer la Gran Comisión como algo más que una recomendación de Jesús. Ésta no es una opción; es un mandamiento. Jesús dijo: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…» (Mateo 28:19). ¿Estamos siendo pescadores de hombres o sólo somos guardas del acuario? ¿Estamos siendo obedientes o estamos cómodos?
Tercero
Es fundamental trabajar juntos tanto como sea posible para llevar el evangelio de la verdad al perdido. Esto requerirá sacrificio, oración, humildad y riesgo. No podemos fácilmente deshacernos de la gran fragmentación del cuerpo de Cristo pero si podemos cruzar los limites denominacionales enfocándonos en lo que nos une en la fe: Jesús es Dios en carne (La Trinidad), la salvación es por gracia y sólo a través de la fe, la expiación y el perdón de los pecados por el derramamiento de la sangre de Jesús. Necesitamos mirar los fundamentos esenciales de la doctrina y dejar que el evangelio de Dios cambie el corazón de las personas.
Cuarto
Necesitamos usar cualquiera de los dones que el Señor nos ha dado para aumentar Su reino. Ya sea orando por el perdido y/o por los obreros en Cristo, ayudando al sostenimiento económico, enseñando al cuerpo, haciendo trabajos de administración o cualquier don que usted tenga úselo para la gloria de Dios. Ofrézcaselo a Él y pídale que lo bendiga permitiéndole usar sus dones. Y no tenga temor de fracasar: Él está con usted.
Conclusión
Dios es un Dios de perdón, amor y poder. Él nos ha perdonado de nuestros pecados y continúa haciéndolo por Su Gracia maravillosa (1ª Juan 1:9). Él nos ama profundamente y quiere tener comunión con nosotros y disfrutar nuestra presencia a través de Jesús (1ª Corintios 1:9). Su evangelio es poderoso, capaz de salvar al perdido de sus pecados (Romanos 1:16) y cambiar este mundo. Ore por la obra de Dios en su vida y en la vida de otros. Haga un gran esfuerzo para sostener y esparcir el evangelio. Interceda en oración al Padre por el bien de la iglesia que predica y por el perdido que necesita escuchar. Humíllense delante de Dios y de los hombres. No permanezca cómodo; tome el riesgo: ¡Créale a Dios y hágalo!
Hola hermano en el Señor, recuerdo un artículo (el cual no pude encontrar) titulado «El éxito de la iglesia cristiana».
¿Sigue disponible el mismo en español?
Dios les bendiga 🙂