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«Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho Él, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?» (Números 23:19).
Con frecuencia, aquellos que niegan las dos naturalezas de Jesús, citarán Números 23:19 como prueba de que Dios no pudo encarnarse en la persona de Jesús. Pero este versículo no presenta ningún reto a la doctrina de que Dios se encarnó en la persona de Jesús. Primero que todo, al momento en que Números fue escrito, Dios todavía, no se había encarnado. Por lo tanto, es cierto que Dios no era un hombre, debido a que la Palabra/el Verbo no se había encarnado todavía (Juan 1:1, 14). El versículo registra que, «Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta». En otras palabras, el versículo está tratando con el tema de que Dios no es como el hombre, que miente o que se arrepiente de Sus actos.
Por lo tanto, aquellos que usan este versículo para pretender negar la encarnación de la Palabra deberán leer lo que este realmente dice en el contexto.