¿Qué es un proverbio?

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Por, Luke Wayne
16 de junio de 2017

La definición de «proverbio» es, la de «un dicho breve y conciso que dice una verdad general o un consejo». Los proverbios tienen la intención de transmitir la sabiduría común o consejo prudente acerca de cómo el mundo funciona normalmente. No son promesas o garantías sobre cómo el mundo siempre funcionará en cada situación específica, pero son directrices fiables para vivir basados en cómo las cosas suceden normalmente en la mayoría de las circunstancias. Por ejemplo, un proverbio estadounidense común es, «Las acciones hablan más que las palabras». Tal dicho tiene la intención de recordar al oyente que simplemente, no es suficiente con decir algo. Lo que debemos hacer es respaldarlo. De hecho, en muchos casos, nuestras acciones son suficientes y las palabras se vuelven innecesarias. Como un principio general, esta es una buena y valiosa pieza de sabiduría cultural. Sin embargo, uno no puede decir que en cada ejemplo las acciones realmente hablarán más que las palabras. Todos podemos pensar (o al menos imaginar) situaciones en las que alguien fue ganado por las palabras vacías de un engañador en contra de las acciones amorosas genuinas de una persona que realmente se preocupaba por éstas. Que las acciones hablan más que las palabras no es una ley blindada de la lógica a la que la realidad siempre se doblará. Más bien, es una pieza general de sabiduría acerca de cómo funciona la vida normalmente. Se trata de un «cliché» por el que se nos anima vivir, no porque no haya excepciones, sino porque es un consejo acertado basado en el sentido común y en el caso típico en la mayoría de las situaciones.

Los proverbios bíblicos comunican una sabiduría superior a los simples proverbios culturales, pero todavía están destinados a ser proverbios. No son promesas de Dios que si hacemos ciertas cosas siempre obtendremos resultados correspondientes, ni tampoco son mandamientos que declaran juicios correspondientes contra todos los que desobedecen. Son piezas memorables de sabiduría divina que contienen verdades generales sobre cómo la vida tiende a funcionar. Como explica John Macarthur:

  • «Los proverbios son directrices divinas y sabias observaciones, es decir, enseñan principios subyacentes que no son siempre leyes inflexibles o promesas absolutas. Estas expresiones de la verdad general habitualmente tienen ‘excepciones’, debido a la incertidumbre de la vida y al comportamiento impredecible de los hombres caídos. Dios no garantiza el resultado uniforme o la utilidad para cada proverbio, pero al estudiarlos y aplicarlos, uno llega a contemplar la mente de Dios, Su carácter, Sus atributos, Sus obras y Sus bendiciones».[1]

Y como dijeron J. Scott Duvall y J. Daniel Hays:

  • «El proverbio presenta las normas racionales, ordenadas de la vida. Los muchos proverbios en el libro no son universales (es decir, cosas que son siempre verdaderas), más bien, normas de vida (es decir, cosas que son normalmente verdaderas). Dios ha establecido un mundo ordenado y racional, y todo tiene sentido. Si trabajas duro, prosperarás, si no lo haces, serás pobre. Gente sabia, justa y trabajadora puede esperar una vida bendecida y próspera, mientras que la gente tonta, pecadora, y perezosa puede esperar una vida difícil».[2]

La vida no siempre funciona de esa forma, y otros libros como Job y Eclesiastés luchan específicamente con lecciones importantes, sacándolas del tipo de situaciones en las que no siguen este patrón y cuando realmente no entendemos por qué. Por ejemplo, Proverbios 12:11 dice:

  • «Él que labra su tierra se saciará de pan, pero el que persigue lo vano carece de entendimiento».

Obviamente, esto significa que la persona que trabaja duro en un trabajo útil y productivo proveerá para sus necesidades, mientras que la persona que desperdicia su energía en esfuerzos inútiles, frívolos o necios no lo hará. Esto es generalmente cierto, y un buen principio para vivir, pero no se pretende decir que cada hombre pobre es un perezoso tonto o de que cada hombre próspero es un trabajador fuerte y diligente. El hombre que ara el campo diligentemente en un tiempo, en una sequía y en una hambruna puede ser que aun pase hambre. Los ladrones pueden robar las posesiones del hombre honesto y obtener la ventaja en el corto plazo. En este mundo enfermo de pecado, las cosas van mal en maneras que están fuera de nuestro control. Pero en cuanto a las cosas que están bajo nuestro control, este es el curso de acción más sabio. Como una regla general, el trabajo honesto y consistente en un comercio productivo y necesario es la forma más confiable que un hombre puede proveer para sí mismo y los demás, y no debemos distraernos de éste por los deseos frívolos o los esquemas de “hacernos ricos rápidamente”. De igual manera, en Proverbios 12:21 se lee:

  • «Ningún daño sobreviene al justo, mas los impíos están llenos de pesares».

Sin embargo, sabemos de tiempos en los que hombres humildes y piadosos que están buscando genuinamente hacer lo correcto, se encuentran todavía afligidos con una enfermedad o discapacitados en algún accidente inesperado. De hecho, muchos autores bíblicos luchan con la realidad de que a veces los justos sufren más que los malvados y a veces los hombres malignos parecen no tener consecuencias por sus viles acciones en esta vida. Del mismo modo, el Nuevo Pacto promete que los hombres pecaminosos siempre mostrarán hostilidad e incluso mostrarán violencia hacia aquellos vestidos en la justicia de Cristo.

  • «Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos» (2ª Timoteo 3:12).

Los proverbios, como los citados anteriormente, no están destinados a negar que tales cosas sucedan. Simplemente señalan que una vida de maldad tiende a atraer una variedad de calamidades que una vida de justicia normalmente evita. Un estilo de vida sexualmente promiscuo es mucho más probable que conduzca a una enfermedad, una mala salud, a una confusión emocional, y toda clase de otros problemas que un matrimonio fiel evita, por lo general. Los traficantes de drogas, los ladrones y los gánsteres están a menudo rodeados de violencia y desconfianza. Murmuradores y mentirosos están plagados de drama, ira, relaciones rotas y cualquier número de otras dificultades más allá de las típicamente enfrentadas por la persona honesta, tranquila y sincera de habla virtuosa. En general, las vidas de evidente pecado y libertinaje atraen todo tipo de dificultades y daños, mientras que las vidas justas y piadosas, no. Como un patrón básico para la forma como funciona la vida normal, esta es una verdad sabia. Pero tomar este proverbio y convertirlo en un medio de juzgar a su vecino que lucha y decir que si ellos están sufriendo debe ser el resultado de algún pecado secreto o mal en su vida, es fallar completamente en el punto y caer en el error de los tontos amigos de Job.

Por lo tanto, los proverbios bíblicos representan la sabiduría divina y el buen consejo por el cual debemos vivir. Haremos bien en estudiarlos, meditarlos, y ponerlos en práctica a lo largo de nuestra vida. Estos son una percepción del corazón de Dios y también en la naturaleza de la vida. Sin embargo, estos no son promesas desde las cuales podamos señalar el dedo en Dios ni cuestionar la validez de Su Palabra cada vez que observamos una excepción. La Biblia reconoce abiertamente tales excepciones. Los proverbios no están destinados a ser reglas blindadas para todas las circunstancias. En cambio, son claves para la sabiduría piadosa, entendimiento y vida prudente mientras caminamos una frecuente dificultad para entender la vida en este lado de la eternidad.

Notas a pie de página:

[1] John Macarthur, The Macarthur Study Bible (Word Publishing, 1997) 876.
[2] J. Scott Duvall and J. Daniel Hays, Grasping God’s Word (Zondervan, 2005) 390.

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