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12 de enero de 2002
Introducción al Cristadelfianismo
El Cristadelfianismo es relativamente un nuevo sistema religioso. Afirma, como muchos otros cultos no cristianos, ser la verdadera iglesia cristiana con doctrinas verdaderamente cristianas. Sin embargo, y de entrada, niega la doctrina de la Trinidad así como la deidad de Cristo y el Espíritu Santo. Establece, además, que el Diablo no es una persona real. Más bien es, nuestra tendencia natural a pecar. Afirma que Jesús fue un ser creado que tenía una naturaleza caída y por lo tanto necesitaba ser redimido. Digo estas cosas como introducción al Cristadelfianismo ya que necesitamos entender cuál es el pensamiento central del grupo. Indudablemente y una vez más: este no es cristiano.
Desacuerdos Dentro del Cristadelfianismo
Muchos de sus miembros me han mostrado que existen desacuerdos de opinión dentro de ellos con relación a la naturaleza caída de Cristo. Aun así, todos niegan la deidad de Jesús y esto es suficiente para colocarlos fuera del campo del cristianismo. Un Jesús que no es divino, no puede salvar a nadie —especialmente uno que necesita ser redimido ante todos, ser redimido.
En mi opinión, el cristadelfianismo es un culto peligroso ya que está llevando a muchas personas a la condenación eterna enseñando un dios y un evangelio falso. Este se desvía de las doctrinas centrales de la fe cristiana lo suficiente como para declararlos no cristianos.
Puntos de Vista Opuestos
Me gustaría agregar que hace muchos años tuve la oportunidad de pasar cinco meses atendiendo a una iglesia cristadelfianista en sus estudios de la Biblia entre semana. Las personas fueron muy calurosas y amistosas. Me permitieron en forma libre presentar los «puntos de vista opuestos» delante del grupo de estudio sobre una base regular. Esto me impresionó. Ellos también tenían conocimiento acerca de la Escritura y escucharon atentamente lo que tenía que decir. Los encontré muy educados, bien estudiados y disfruté mi tiempo con ellos. Sin embargo, todavía niegan las doctrinas fundamentales de la fe aun cuando los dejé «perplejos» en cuestiones doctrinales. A pesar de todo, los recuerdo con cariño, pero con tristeza al saber que ellos han escogido negar la verdad y al Dios viviente.