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NOTA: A menos que se diga lo contrario, las citas son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas — NBLA.
Abreviaturas: ICR: Iglesia Católica Romana. TLA: Traducción en lenguaje actual. VP: Viejo Pacto o Antiguo Testamento
11 de agosto de 2017
¿Nos dio la Iglesia Católica Romana Nuestra Biblia?
Con excesiva frecuencia, los católicos romanos dicen que su iglesia nos dio la Biblia. Algunas veces afirman esto cuando defienden su «tradición sagrada». De esta forma apoyan las enseñanzas extra bíblicas tales como el purgatorio, la penitencia, las indulgencias, y la adoración o veneración de María. Con frecuencia dicen que la única manera que la iglesia cristiana supo cuáles libros debía ser incluidos en el canon de la Escritura se debió a que fue revelado y transmitido boca a boca por la iglesia temprana; o sea, por la tradición de la iglesia de Roma. Además, dan a entender que su iglesia, y no las iglesias protestantes, tiene la «autoridad» para decidir qué es realmente la Escritura.
Pero aquí hay un problema y lo ilustraré.
Ilustración
Si Jesús escribiera una frase en papiro, sería automáticamente inspirada. ¿La ICR la aprobaría y la declararía auténtica? ¿O la reconocería como verdadera? Si la ICR la declarara verdadera por su autoridad, entonces se estaría poniendo por encima de las palabras de Cristo. Por otro lado, si reconoce las palabras de Jesús como autoritativas, entonces está haciendo precisamente eso, reconocer lo que ya tiene autoridad. El cuerpo de Cristo —la iglesia cristiana— reconoce la Palabra de Dios como inspirada y verdadera. No la declara como inspirada y verdadera para no pretender establecer su propia autoridad y decidir la verdad de esta Palabra.
Tradición
Regresando al tema de la sagrada tradición. El argumento de la ICR sugiere que su tradición es superior a las Escrituras. Por supuesto, no estamos diciendo que la ICR enseñe que la tradición está por encima de las Escrituras. Pero cuando se afirma que la Sagrada Tradición es la razón por la cual se da la Escritura, entonces esta se establece por encima de la Biblia. Y de forma consciente le da la bendición y la aprobación a esta.
Hebreos 7:7
- «y, como todos sabemos, el que bendice es más importante que el que recibe la bendición».
El lamentable efecto psicológico al afirmar que la tradición católica romana es lo que nos dio la Biblia es que eleva su tradición a un nivel muy superior al que permiten las Escrituras. De hecho, se contradice las contradice:
1ª Corintios 4:6
- «Pero esto, hermanos, he pasado por ejemplo en mí y en Apolos, por amor de vosotros; para que en nosotros no aprendáis más allá de lo que está escrito, no sea que, por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros» (Biblia del Jubileo).
La Biblia nos dice que obedezcamos la Palabra de Dios, y que debemos aprender a no ir más allá de la Palabra escrita. Desafortunadamente, el problema con el nivel tan elevado que tiene la tradición de la iglesia de Roma, da como resultado la justificación tan variada de sus enseñanzas anti bíblicas.
Algunas de las Anti Bíblicas Enseñanzas de la ICR
Entre otras: rezarle a María, el purgatorio, las indulgencias, la penitencia, las obras de justicia para obtener la salvación o para sostenerla, etc. Debido a que Roma se ha desviado al no creer en la sola y verdadera Palabra de Dios, se ha comprometido en áreas que no son para nada escriturales. Entonces, a la pregunta, ¿nos dio la iglesia de Roma la Biblia? No. No lo hizo.
Primero
La iglesia romana no existía como organización en los casi primeros cuatrocientos años desde el inicio de la iglesia cristiana en Pentecostés, tal y como la conocemos en la Biblia. La iglesia cristiana —no la romana— era la que se encontraba bajo persecución y sus reuniones oficiales estaban poniendo en riesgo los negocios del imperio romano. Como organización, el catolicismo no contó por muchos tiempo con una figura central establecida en Roma, a pesar de que ellos pretendan seguir afirmando que sus inicios pueden ser establecidos desde Pedro, como su primer papa. Pero, una cosa es afirmarlo y otra es que sea verdadera.
Segundo
La iglesia cristiana reconoció lo que era verdaderamente la Escritura, pero no la estableció. Este es un punto muy importante. Desde sus inicios, la iglesia cristiana reconoce que Dios ha inspirado la Escritura y afirma aceptarlo. En otras palabras; entiende que ya era auténtica. Jesús dijo: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen» (Juan 10:27). La iglesia está supuesta a escuchar solamente la voz de Cristo; esto es, reconoce lo que es inspirado y sigue solo la Palabra, sin agregarle o quitarle, a diferencia de la iglesia de Roma que le ha adicionado o quitado. Por lo tanto, y de forma simple y llana no están siguiendo la voz de Cristo.
Tercero
La ICR no nos dio el Viejo Pacto el cual es la Escritura a la que Cristo y los apóstoles recurrieron en todo momento. Si la iglesia de Roma quiere declarar que nos dieron la Biblia, ¿con qué derecho afirman que nos han dado el VP el cual es parte de la Biblia? Por lo tanto, ellos no pueden afirmarlo. El hecho es que los seguidores de Dios, Sus verdaderos seguidores, reconocen lo que es y lo que no es inspirado.
Cuarto
Cuando los apóstoles escribieron los documentos del Nuevo Pacto fueron inspirados por el poder del Espíritu Santo. No hubo ningún tema que pusiera en duda la validez de que estos documentos eran auténticos. Sus escritos no necesitaron ser juzgados como válidos para ser incluidos en el canon de la Escritura por un grupo de hombres posterior en la llamada iglesia católica romana. Hacer tal clase de afirmación es, de hecho, usurpar, el poder natural y autoridad de Dios mismo que obró a través de los apóstoles.
Quinto
La Escritura dice en Segunda de Pedro 1:20-21: «Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, 21 pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios».
La misma Escritura nos dice que esta es inspirada por el Espíritu Santo. Por lo tanto, la misma naturaleza de los documentos inspirados es que llevan poder y autenticidad en sí mismos. A estos no se les da poder ni autenticidad por alguna declaración eclesiástica de la iglesia de Roma.
Conclusión
Como organización terrenal, la iglesia cristiana reconoció la Palabra de Dios (Juan 10:27). No nos la dio. Además, fueron los judíos quienes nos dieron el Viejo Pacto, no la ICR. La autenticidad de los documentos del Nuevo descansa en la inspiración de Dios a través de los apóstoles —no de la ICR—. ¿Cómo puede afirmar la ICR que nos dio la Biblia cuando no nos dio el VP? Por último, cuando la ICR afirma que es la fuente de las Sagradas Escrituras, está, en efecto, colocándose por encima de la Palabra de Dios al afirmar que a través de su autoridad recibimos esta Palabra.