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Dios tiene sus razones para llevar a cabo todo lo que hace. ¿Pero debería Dios crear únicamente a las personas que van al cielo? Si es así, ¿de dónde viene la norma moral de justicia a la que Dios debe someterse? ¿Quién dicta lo que Dios «debería» hacer? Más bien, debemos comprender que las respuestas son difíciles y la pregunta plantea muchos problemas. Si Dios es todo amor, ¿por qué enviará a las personas al infierno? ¿Qué es el infierno? ¿Es un lugar de tormento eterno? ¿Por qué crear criaturas sabiendo que terminarán en una eternidad de condenación? ¿Es Dios incapaz de salvarlos a todos?

A menudo, los escépticos intentan presentar una idea de que la necesidad de justicia y compasión del Dios cristiano lo hacen irreal. Por ejemplo, a veces dicen que un Dios verdaderamente amoroso no crearía personas que Él sabe, irán al castigo eterno. Por supuesto, esto es solo una opinión, pero de todos modos es planteada algunas veces. Como dijo un escéptico: «Si Dios realmente nos ama (este amor sacrificial del que usted habla) entonces simplemente diría: ‘No quiero que nazca el niño’. Él tiene el control y tiene esa capacidad, ¿no es así? No quisiera que ninguno de mis hijos, a quienes amo, pase una vida de dolor agonizante». El principal problema con este enfoque es que es demasiado simplista y se basa en el emocionalismo, no en las Escrituras. Entonces, leamos lo que dice la Palabra de Dios.

Primero: Cuando Dios creó a Adán, lo hizo bueno. Adán tenía la libertad de escoger obedecer o desobedecer a Dios. Adán fue el que se rebeló. Dios no hizo que se revelara y tampoco es el responsable de la rebelión de Adán. Esto sería como si un padre tuviera un hijo sabiendo que el hijo eventualmente lo desobedecería. ¿Significa esto que cuando la rebelión ocurre, el padre es responsable de esta aun cuando el padre sabía que sucedería? Por supuesto que no. Además, si el padre tiene más hijos, ¿no sabe que algunos hijos pueden resultar buenos y otros malos? Entonces, ¿no deberían los padres tener hijos porque algunos de ellos podrían ser malos? Si es consecuente, el escéptico animaría a los padres a que no tuvieran hijos para que algunos de ellos no terminaran siendo malos.

El escéptico podría decir: «Pero Dios sabe a ciencia cierta quiénes serán buenos y malos. ¿Por qué permitir que nazcan personas que van al infierno?». Pero, si este es el caso y si arreglara todo para que no naciera gente «mala», entonces todos iríamos al infierno. Verá, Jesús es la única manera de que podamos ser perdonados por nuestros pecados. Su sacrificio en la cruz fue necesario para hacer posible que seamos salvos porque todos a quienes podríamos considerar «buenos» o «malos», han pecado. Si no hubiera nacido gente «mala», entonces no habría gente «mala» por la que Dios hubiera enviado a Jesús a la cruz. Si eso nunca hubiera sucedido, entonces no seríamos salvos de nuestros pecados porque Jesús nunca habría sido condenado injustamente y Su sacrificio nunca habría sucedido.

Segundo: Si alguien dice que está mal que Dios permita que alguien nazca y que vaya al infierno, ¿preferiría que Dios nos quitara la libertad de rebelarnos contra Él para que nadie pueda ser culpado por el pecado? Si el crítico dice que solo quiere que nazcan las personas que van al cielo, entonces, ¿cómo serían verdaderamente libres y cómo cumpliría esto con el plan final de Dios de sacrificar a Su Hijo por la redención de la humanidad?

Tercero: Dios podría tener razones que no entendemos para enviar a las personas al infierno.

Cuarto: Dios es justo y siempre hace lo correcto. Por lo tanto, enviar personas al infierno es lo correcto, especialmente cuando entendemos que Dios es eternamente santo y los que pecan contra Dios incurren en una ofensa infinita porque el Dios infinito es a quien se ofende.

Finalmente: La Biblia simplemente nos dice que las personas irán al infierno. E irán allí porque no están cubiertas por el sacrificio de Cristo al no aceptarlo. Si fueron creados o no, no afecta el hecho de que los pecadores deben ser castigados. De lo contrario, la santidad y justicia de Dios no tendrían ningún significado.

Por Matt Slick

Presidente y Fundador del Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana. Matt obtuvo su Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Concordia, en Irvine, California en 1988. Obtuvo su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Westminster en Escondido, California en 1991.

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