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En el Nuevo Pacto cada escritor enseña acerca de la existencia de nuestro común enemigo Satanás; el cual ya fue juzgado cuando nuestro Señor Jesucristo murió en la cruz:
«Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera» (Juan 12:31).
Cuando el cristiano pone su total confianza en Jesucristo como su Salvador, reconoce que el control que tenía Satanás o el maligno sobre él/ella deja de tenerlo. Pero esto, no lo detiene tratando de descarrilar la vida nueva del cristiano.
Como creyentes tenemos una defensa triple para emplearla contra las sutilezas del enemigo:
- Jesús mismo le pide al Padre por nosotros:
- «No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno» (Juan 17:15).
- Somos advertidos para permanecer velando y someternos a Dios:
- «Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros» (Jacobo 4:7).
- «Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar» (1ª Pedro 5:8).
- Ser totalmente conscientes del poder que nuestro Señor Jesucristo ha puesto a nuestra disposición:
- «del cual fui hecho ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de su poder» (Efesios 3:7).
- «Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. 11 Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz; 16 en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. 17 Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. 18 Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos» (Efesios 6:10-18).
- «habiendo sido sepultados con Él en el bautismo, en el cual también habéis resucitado con Él por la fe en la acción del poder de Dios, que le resucitó de entre los muertos» (Colosenses 2:12).
Hoy, dale gracias al Dios y Padre nuestro por Su provisión, Su protección para tu vida; sobre todo porque tu destino ha sido establecido eternamente, y que al final, Satanás será juzgado y destruido para siempre. ¡Amén! (Apocalipsis 20).