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Budismo
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Por, Luke Wayne
8 de abril, 2016

En el budismo, el sendero óctuple es el camino ordenado por Buda para vivir una vida holística de auto disciplina por la cual una persona puede alcanzar iluminación y alcanzar nirvana, Es la última de las llamadas «cuatro verdades nobles» que conforman el núcleo central de la doctrina budista. Estos ocho aspectos de la propia disciplina del budista no debería ser pensada como una serie de «pasos» consecutivos, como que uno tenga que terminar uno, para poder entonces seguir con el siguiente; sin embargo, existe una progresión lógica que sí el orden significativo, Los ocho conceptos en el camino son:

Punto de vista correcto: El budista debe ver y entender todas las cosas de la forma como el budismo enseña que deben ser. Esto no significa simplemente aceptar un grupo de doctrinas, aunque ciertamente, esto lo incluye. Significa ver cada aspecto de la vida y cada objeto desde una perspectiva budista. Significa también sostener una cosmovisión budista consecuente en todo momento. Esto significa ver todo como no permanente y creer verdadera y continuamente que usted no es un yo personal y duradero y que todas las cosas están interrelacionadas o interconectadas, y aceptar todas las implicaciones de eso, en cada experiencia.

La correcta intención: Los motivos del budista deben ser los apropiados. El occidental que promueve los supuestos beneficios físicos y emotivos personales de la meditación budista han fallado en este punto. Si sus intenciones están arraigadas en los beneficios de un yo personal, el final no puede estar iluminado debido a que la iluminación involucra la negación de que Ud. existe como un yo personal. Si la intención de uno es llenar algún anhelo o deseo profundo, uno nunca alcanzará la iluminación, porque la iluminación es el abandono de todo deseo. Si la intención de uno en la búsqueda y práctica budista es en sí misma contraria a los objetivos establecidos en la enseñanza y práctica budista, la persona nunca alcanzará la iluminación. La intención de uno debe ser proporcional con el objetivo del nirvana y la realización de la no existencia del yo al abandonar todo deseo.

El correcto hablar: Hay que evitar hablar cosas improductivas, la mentira, la calumnia, el chisme, y cosas similares. Lo anterior no se debe a que sean cosas malas, sino porque están centradas en la existencia de seres personales y se emplean en la obtención de deseos o en la búsqueda para encontrar placer, y evitar el dolor. Tal clase de hablar se interpone en el camino del objetivo budista de la iluminación, y por lo tanto, tiene que ser evitado. De hecho, uno no tiene que leer mucho en las publicaciones budistas para encontrar advertencias sobre las palabras y el lenguaje en general. Como Walpola Rahula lo dice: «El lenguaje es considerado engañoso y confuso en lo relacionado a entender la verdad».[1]

La acción correcta: Uno debe evitar asesinar, robar, mentir, la impureza y consumir cosas que intoxiquen. Una vez más, no porque esta cosas sean moralmente incorrectas. Aquí, el budismo no está interesado con lo que es bueno, correcto o justo. Esto es simplemente –una vez más– que estas cosas están necesariamente arraigadas en suposiciones y motivaciones acerca del yo y otros, y objetos y deseos que lo alejan a uno, del objetivo budista. Estos, son contrarios al propósito de iluminación. Más bien, todas las acciones de propósito en el libre albedrío y voluntad, son karma, y por lo tanto, alimentan el ciclo del renacimiento y sufrimiento. Incluso si mi propósito es desinteresado y servicial, para actuar sobre un propósito de la voluntad, es contraria al ideal budista. Como explica un instructor budista, «la acción sabia es espontánea e inmediata»,[2] y otra vez, «las acciones gobernadas por el pensamiento se basan comúnmente en las consideraciones de la conveniencia y la seguridad de la situación. Nuestro pensamiento está retirado de la acción inmediata».[3]

La correcta subsistencia: No debería ser una sorpresa que, si la cosmovisión de uno, las intenciones, las palabras y las acciones deben ser todas reevaluadas y disciplinadas de acuerdo con la enseñanza budista, la elección de uno sobre la carrera y vocación, deben estar también, en línea con esto. Claro está, que hay carreras que requieren que uno piense y actúe de formas que de entrada, deben ser descartadas. Buda mismo, enumeró específicamente oficios como traficante de veneno, comerciante de esclavos, prostituta, carnicero, cervecero, fabricante de armas, recolector de impuestos, y comerciante de caravanas.[4] Existen también motivos al escoger una carrera, los cuales no son considerados con las intenciones correctas. La correcta subsistencia es la extensión natural de todos los puntos anteriores. Es imposible no tener en cuenta la difícil posición del budismo en lo que se refiere al tema del sustento, en que el trabajar es, de forma natural, el deber de buscar lo que queremos y cubrir nuestras necesidades. Simplemente, el budismo no puede enseñar que todos dejen de trabajar, porque si no, todos morirían de hambre. Sin embargo, el budismo también debe tener cuidado en cómo fomenta el trabajo porque el trabajo está vinculado de manera innata a nuestra supervivencia personal y la de nuestras familias y de aquellos que dependan de nosotros, nuestra adquisición de salarios materiales, y nuestra búsqueda de deseos. El budismo niega un yo personal o de otros, y condena cualquier apego material o personal, aun, toda realización de deseo. Sin embargo, cuando se trata de la subsistencia, aun los escritores budistas con frecuencia no pueden ayudar sino meter estos conceptos de regreso, hablando de una preocupación adecuada por cosas como, las «necesidades de nuestra subsistencia, incluyendo nuestro propio bienestar financiero, y las necesidades de la comunidad».[5]

El correcto esfuerzo: El budista no cree en tomar una decisión rápida o sólo que puede pensar lo correcto en el momento indicado y encontrar entonces iluminación instantánea. Lleva esfuerzo y disciplina en el transcurso de la vida transforma los puntos de vista de uno, y las perspectivas de forma correcta. El budismo ve la búsqueda para la iluminación como la de un cuidadoso balance con esfuerzo propio y prolongado, como el de seguir uno mismo, paso a paso en una carrera maratónica. Se cita al mismo Buda como diciendo: «Si el esfuerzo se aplica considerablemente, éste llevará a la inquietud; si se aplica flojamente, éste llevará a la lasitud. Por lo tanto, mantenga su esfuerzo balanceado».[6] Realmente uno, sin esfuerzo, no puede hacer alguno de los cambios que el budismo ordena. Sin embargo, un intenso esfuerzo propio tiene una tendencia a reafirmar la idea de un «yo» sometido a la disciplina y al esfuerzo. Si uno empieza a pensar de uno mismo como llevando personalmente ciertas cargas, superar ciertos obstáculos, o hacer ciertos cambios, el esfuerzo es lograr el efecto opuesto a lo que el budista intenta. Por lo tanto, aquí, el maestro budista se esfuerza en la tarea imposible de enseñarle a uno cómo comprometerse en una auto-disciplina sin un yo, y colocar el esfuerzo personal sin personalidad. Esta es la paradoja del esfuerzo con el que el budista debe necesariamente luchar.

  • «Tenemos que tener nuestro corazón permanentemente lleno con nuestra determinación para terminar con un problema que no existe».[7]

La concientización correcta: Si uno está dispuesto totalmente a entregarse a las suposiciones del budismo, este debe cambiar lo que una persona está consciente de un momento a otro. El pensamiento de la vida es central. El Dhammapada, uno de los más famosos y autoritativos textos antiguos budistas, dice:

  • «Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. Nuestra vida es formada por nuestra mente; nos volvemos lo que pensamos. El sufrimiento sigue al pensamiento malsano como las ruedas de un carro siguen a los bueyes que la dibujan. La alegría sigue al pensamiento sano como la sombra que nunca se va».[8]

La concientización budista es tener siempre en su mente la no permanencia de todas las cosas, incluyendo las cosas como los pensamientos y estados de la consciencia que le da a uno la percepción de ser un yo distinto, personal. Como lo describió Buda:

  • «Un hombre está compuesto de seis elementos: solidez, fluidez, calor, movimiento, espacio y conciencia. Él los analiza y encuentra que ninguno de estos son ‘mío’ o ‘yo’ o ‘yo mismo’. Él entiende cómo aparece y desaparece la conciencia; cuán placenteras, desagradables y sensaciones neutras aparecen y desaparecen. A través de este conocimiento, su mente se separa».[9]

Mientras que la concientización budista se asocia a menudo con los ejercicios de meditación budista, el objetivo del budismo es estar, constantemente conscientes de estas cosas. La meditación es simplemente una de las herramientas que el budista utiliza para trabajar hacia este objetivo.

La correcta concentración (Samadhi): El budismo enfatiza la práctica del samadhi, o un tipo de concentración enfocada al momento presente o a un aspecto interno. Si todo es breve y nada permanece realmente, de un momento al siguiente, uno debe aprender a enfocarse sólo en este momento sin pensar en el pasado o considerar el futuro. Nada de lo presente en este momento estaba presente hace un momento, ni tampoco estará presente un momento a partir de ahora. El budista debe aprender a concentrarse en este momento sin distracciones debido a las percepciones ficticias del pasado o del futuro o de identidades distintas, permanentes. La concentración del budista no es estar confundido con pensar acerca de una cosa profundamente. Está aprendiendo a percibir y experimentar el momento sin pensar acerca de este, y por lo tanto, sin involucrarse al momento o a llegar a concebir sus objetos como cosas distintas y permanentes. Como un budista escribe:

  • «Discernir la diferencia entre pensar acerca de algo y experimentar directamente, es la función de samadhi. A través de la calma, y respetuosa atención en samadhi, vemos claramente cómo el yo llega a ser a través del comentario que inducimos y la narrativa que creamos».

La concentración budista es sin distracción, enfocada en la experiencia en lugar de una consideración meditada. Si uno puede simplemente ser y saber del sólo momento en que uno está, el budista cree, que esto demostrará el hecho de que no hay nada permanente en ese momento y nada que pueda ser considerado como un yo distinto al que lo está experimentando. Por lo tanto, samadhi es esencial para el budista en la consecución de lo que ellos creen que es la verdadera iluminación y la realización del nirvana.

Notas a pie de página:

[1] Walpola Rahula, «What the Buddha Taught: Revised and Expanded Edition with Texts from Suttas and Dhammapada» (Grove Press, 2007) Kindle Edition, Chapter 4.
[2] Rodney Smith, «Stepping Out of Self Deception» (Shambhala Publications, 2010) 13.
[3] Rodney Smith, «Stepping Out of Self Deception» (Shambhala Publications, 2010) 14.
[4] Houston Smith and Philip Novak «Buddhism: A Concise Introduction» (HarperCollins Publishers, 2003) 45.
[5] Rodney Smith, «Stepping Out of Self Deception» (Shambhala Publications, 2010) 14.
[6] Houston Smith and Philip Novak «Buddhism: A Concise Introduction» (HarperCollins Publishers, 2003) 47.
[7] Rodney Smith, «Stepping Out of Self Deception» (Shambhala Publications, 2010) 30.
[8] Houston Smith and Philip Novak «Buddhism: A Concise Introduction» (HarperCollins Publishers, 2003) 47.
[9] Walpola Rahula, «What the Buddha Taught: Revised and Expanded Edition with Texts from Suttas and Dhammapada» (Grove Press, 2007) Kindle Edition, Chapter 4[/fn]

Por Carlos E. Garbiras

Carlos Enrique Garbiras es Director general en Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana (MIAPIC). Actualmente, sirve en predicación y enseñanza de la Palabra de Dios en Bogotá, donde dirige además la Escuela de Estudios Teológicos MIAPIC.

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