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Budismo
Religiones del Mundo
Por, Luke Wayne
1 de abril, 2016
Una de las enseñanzas más significativas del budismo que lo pone aparte, aun de las otras religiones orientales, es la doctrina de «anatta». Esta es la enseñanza de que, para nada, existe un yo personal, ni tampoco existe algún aspecto de cualquier cosa que pudiera ser llamada «usted» o «yo» que continúe de un momento al siguiente. Cualquier concepto de una identidad diferente y personal es mera ilusión, y de hecho, es esta ilusión lo que conduce a todo el sufrimiento y dolor en el mundo.[1] La doctrina de «anatta» es comúnmente aplicada a las personas, pero además se aplica a todo objeto que pudiera ser percibido como algo distinto en el tiempo. Nada tiene identidad distinta, o en sí misma, alguna esencia perdurable. Como explica la sociedad para la promoción del budismo:
- «Este es uno de los puntos más fundamentales en el budismo. Toda la existencia y fenómeno en este mundo, no tiene, básicamente alguna realidad substancial. Es muy natural para el budismo que propone la no permanencia de toda la existencia; insistiendo que tal existencia no permanente no podría, por lo tanto, poseer alguna substancia perpetua en esta».[2]
El término «anatta» es traducido regularmente «sin yo»,[3] o algunas veces, «sin alma».[4] Hablando estrictamente, la palabra realmente significa sin «atman», un concepto del pensamiento hindú que no tiene una contraparte en el occidente o una traducción adecuada en inglés o español. El hinduismo es altamente panteísta. En otras palabras, se cree que existe un ser o esencia divina impersonal, del cual, no sólo proceden todas las cosas sino que también todas las cosas son lo que realmente son. Los hindúes llaman a este «dios» impersonal de tipo «brahma». Brahma está en todo, y todo, es realmente brahma en su misma esencia. Más allá de la ilusión de este mundo, todo es, realmente una última cosa, y esa cosa es brahma. El «atman» es la esencia divina de brahma presente y manifiesto individualmente en cosas y personas individualmente. Es la única cosa que es real y permanente y que es imperecedera en usted. Cuando usted muere en esta vida y nace nuevamente en la siguiente vida, no es ni su cuerpo, ni su mente, ni su voluntad, ni sus memorias las que nacen nuevamente. Es el «atman» permanente, incambiable en usted que se encarna de nuevo en la siguiente vida. En el pensamiento hindú, el objetivo es escapar del ciclo de vidas mortales interminables y de la gota que es «atman» para reincorporarse al océano que es brahma. Es por esta esencia divina que el único aspecto eterno e incambiable de «usted» es llegar a ser uno con la esencia divina del universo. Esto es lo que los hindúes entienden por «atman». Un especialista oriental explica de «atman»:
- «Es descubierto subjetivamente en su propia persona. Es una realidad intelectual, el señor del conocimiento, la guía interna, la luz de la mente, la luz verdadera, el más alto esplendor. Donde no hay sol, ni luna, ni estrella, ni lámpara, solo atman brilla en la oscuridad, de donde todas las personas toman de la luz. Fue finalmente identificado con el yo universal, el cual es también llamado el Mahapurusha (Gran Persona), o Mahatman (Gran Yo). Finalmente, el misticismo de identidad fue llevado a cabo… Yo soy brama».[5]
Cuando Siddhartha Gautama (el hombre que llegó a ser conocido como Buda se opuso a las enseñanzas de los líderes hindúes de su tiempo en la India y dijo «anatta» o «sin atman», él estaba negando que esta esencia pura y permanente del yo, existía. Sin embargo, cuando uno establece esto dentro del contexto del resto del pensamiento budista, se vuelve claro que las implicaciones de la enseñanza fueron más allá de esta. Simplemente, él no se limitó con querer describir a los hombres y a los animales, y a los objetos sin que tuvieran un atman (la mayoría fuera del panteísmo hindú estaría de acuerdo con esta afirmación en particular), sino a describir más allá a los hombres y a los animales, y a los objetos como simples combinaciones de fenómenos momentáneos y cadenas de causa y efecto. En el budismo no hay tal cosa como un hombre, al menos, como algo real, distinto y permanentemente compuesto como un todo. Lo que nosotros llamamos un «hombre» es realmente sólo una combinación de sensaciones diferentes y pensamientos y estados de la conciencia que cada uno aquí, son sólo por un instante antes de causar unas series de sensaciones diferentes y pensamientos y estados de la conciencia que se surgen en su lugar. Ninguna de estas partes momentáneas de un hombre es en sí mismo un «hombre», y ninguna de estas duran, desde un instante al siguiente.[6] Por lo tanto, no existe, en lo absoluto, tal cosa como un «hombre». Un «hombre» es una ilusión.[7] Se dice que el mismo Buda dijo, al describir de alguien llegando a la iluminación:
• «Un hombre está compuesto de seis elementos: solidez, fluidez, calor, movimiento, espacio y conciencia. Él los analiza y encuentra que ninguno de estos son ‘mío’ o ‘yo’ o ‘yo mismo’. Él entiende cómo aparece y desaparece la conciencia; cuán placenteras, desagradables y sensaciones neutras aparecen y desaparecen. A través de este conocimiento, su mente se separa».[8]
La iluminación es el entendimiento de que usted no existe. No existe persona distinta que sea usted en algún momento dado, y nada existe de un momento al siguiente. Aun los pensamientos y reflexiones y estados de conciencia son sólo fenómenos que aparecen y desaparecen, dejando otros en su lugar. No existen personas, ni tampoco el «yo» de estas personas. Usted nunca empezó a leer este artículo, y nunca podrá terminarlo. Usted no leyó esta última frase, ni tampoco fue usted el que inició esta frase. No hay ni puede haber «usted». Esto es fundamental para la iluminación budista.
Claro está, que tratar de presentar este caso es perder el tiempo. Tratar de enseñar a alguien que ni usted ni ellos existen es traicionar el hecho de que usted sabe que ellos no existen, y que ellos son diferentes de usted, y que usted existe y usted mismo cree que posee una verdad que les puede enseñar a ellos. Usted empieza una conversación con otra persona, sólo porque usted cree que usted y esa persona estarán ambos a lo largo del tiempo para intercambiar palabras. El hecho de que el budismo es una religión transmitida de una persona a otra es una ironía que no podemos permitir que se pierde en nosotros. Solo cuando las personas actúan como personas distintas, ellos pueden perpetuar la noción de que ellos no son personas distintas. Sólo aquellos que actúan como si fueran realmente otras personas, pueden enseñar la doctrina de que no hay otras personas reales.
Los autores budistas tienen derechos de autor sobre los libros y cobran derechos de autor por sus ventas como si ellos fueran las personas que escribieron los libros en algún momento anterior y tienen derechos especiales en aquellos libros que otras personas, distintas de ellos mismos, no tienen. Los budistas viven como si fueran reales, permaneciendo para las personas, ya que es imposible no hacerlo. Cuando su filosofía es forzada en sofismas metafísicos matizados hábilmente por la objeción, «¿Quién lo dice?», es generalmente, una señal de un problema en su cosmovisión.
Lo que es más, llevar a cabo en forma permanente este punto de vista, no sólo niega que cualquier cosa permanece igual, sino también que cualquier cosa cambia. Para que algo cambie, esta tendría que ser la misma cosa desde un momento al siguiente, experimentando alguna transición en su forma o en sus atributos. Sin embargo, el budismo insiste que tales transiciones en atributos son evidencias de que esta cosa ya no es, en nada, la misma cosa. Esta no cambió, simplemente dejó de existir y fue reemplazada por una nueva cosa. Así, no hay nada que permanezca igual y no hay nada que cambie. De hecho, no hay «cosa» alguna. ¿De qué estamos hablando entonces, y quién es el que está acerca de esto? Todo es una ilusión, pero no hay nadie que esté experimentado la ilusión. ¿Qué significa entonces, «ilusión»? Todo es engaño, pero no hay nadie que pueda ser engañado por esto. Estas afirmaciones, que dan una apariencia emotiva de sabiduría para algunos, a lo mejor, son problemáticas.
Finalmente, si la doctrina de anatta y los conceptos relacionados en la filosofía budista fueran, sin embargo,, coherentes, estos todavía darían vida completamente sin sentido, sin propósito, y sin prioridad o valores, como los mismos budistas expertos admitirán.[9] A pesar de los esfuerzos para ser positivos acerca de esto, los resultados de esta enseñanza darían un mundo muy sombrío donde nadie realmente para reflexionar sobre este.
Afortunadamente, hay personas reales con valores reales y tienen un valor concedido por Dios, quien misericordiosamente, los hizo a Su propia imagen. De hecho, experimentemos grandes cambios y nuestras vidas mortales, fugaces, están contaminadas por el sufrimiento, pérdida, y finalmente la muerte. Sin embargo, Dios es eterno e inmutable. En Él está la vida, y nos la impartirá vida eterna y nos liberará del sufrimiento y las pérdidas si nos volvemos de nuestros malos pensamientos y acciones y de las intenciones egoístas e intentos orgullosos de nuestros corazones y colocar nuestra confianza en Jesucristo, quien tomó nuestro pecado y culpa sobre Sí mismo y murió en el lugar de todos los que se arrepienten y creen.
Notas a pie de página:
[1] Rodney Smith, «Stepping Out of Self Deception» (Shambhala Publications, 2010) 4.
[2] «The Teaching of Buddha» (Bukkyo Dendo Kyokai, 1966) 298.
[3] Houston Smith and Philip Novak «Buddhism: A Concise Introduction» (HarperCollins Publishers, 2003) 54.
[4] «The Teaching of Buddha» (Bukkyo Dendo Kyokai, 1966) 298.
[5] «To Everyone an Answer» (IVP Academic, 2004) 313.
[6] Walpola Rahula, «What the Buddha Taught: Revised and Expanded Edition with Texts from Suttas and Dhammapada» (Grove Press, 2007) Kindle Edition, Chapter 2.
[7] Walpola Rahula, «What the Buddha Taught: Revised and Expanded Edition with Texts from Suttas and Dhammapada» (Grove Press, 2007) Kindle Edition, Chapter 6.
[8] Walpola Rahula, «What the Buddha Taught: Revised and Expanded Edition with Texts from Suttas and Dhammapada» (Grove Press, 2007) Kindle Edition, Chapter 4.
[9] Rodney Smith, «Stepping Out of Self Deception» (Shambhala Publications, 2010) 27, 29.