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«Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados» (Isaías 43:25).
- «PUES TENDRÉ MISERICORDIA DE SUS INIQUIDADES, Y NUNCA MÁS ME ACORDARÉ DE SUS PECADOS» (Hebreos 8:12).
- «Y NUNCA MÁS ME ACORDARÉ DE SUS PECADOS E INIQUIDADES» (Hebreos 10:17).
En los anteriores pasajes, vemos que es Dios quien escoge no recordar nuestros pecados. No es que Él se olvide porque no pueda recordar algo, sino porque ha decidido no traerlos a memoria. ¿Por qué? Porque los pecados han sido perdonados en Su Hijo Jesús.
Esta es la razón por la que cuando usted lee Hebreos 11, verá una lista de los héroes de la fe: Abraham, Moisés, David, etc. Sin embargo, ninguno de sus pecados es mencionado, aunque fueron pecadores. ¿La razón? Porque Dios no recuerda nuestros pecados nunca jamás.
Un punto adicional: Jesús nos dice que perdonáramos a nuestro prójimo como el Padre nos ha perdonado a nosotros:
«Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo» (Efesios 4:32).
Si alguien comete pecado contra nosotros y posteriormente esa persona le pide perdón y usted lo perdona, se supone que usted no debe recordar más esa ofensa nuevamente… ¡Nunca! Tal vez no olvide la ofensa, pero entonces, debe escoger no volver a recordarla. Esto es lo que se supone es el perdón para aquellos de nosotros que han sido perdonados por Jesús:
- «En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de Él 20 en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene; porque Dios es mayor que nuestro corazón y sabe todas las cosas» (1ª Juan 3:19-20).