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«Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz» (Isaías 9:6).

Los seguidores de las doctrinas pentecostales unitarias niegan la Trinidad enseñando que Jesús, el Padre, y el Espíritu Santo son una sola persona. Algunas veces citarán Isaías 9:6 en un intento para probar la posición de ellos; sin embargo, Isaías 9:6 no puede ser usado para desmentir la Trinidad ni para reforzar la posición doctrinal de ellos.

Cuando Isaías 9:6 dice que el nombre de Jesús será Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe Paz, no está afirmando que Jesús es el Padre eterno, sino que tiene las características esenciales de Dios, las que le dan un énfasis especial a Su persona. Además el Padre está afirmando en Su Hijo el derecho que tiene sobre el mundo. En palabras sencillas, Jesús tiene todos los atributos de Dios, los cuales incluyen Su eternidad; pero esto, no hace que el Hijo sea el Padre o el Padre sea el Hijo.

En la antigua cultura judía, los nombres tenían significados. Por ejemplo, Isaac, significa «risa»; Noé, significa «descanso» o «paz». Así que, cuando Isaías estaba registrando los nombres del Mesías que había de venir, estaba mencionando, de forma profética, las características y naturaleza del Mesías: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz.[1]

Si el nombre de Jesús es «Padre eterno», ¿por qué no lo llamamos «Padre Eterno»? Además, ¿por qué no lo llamamos «Admirable» o «Dios fuerte» o «Príncipe de Paz»? Sin embargo, el texto habla de cuatro nombres con sus respectivas revelaciones en cada uno de estos. Una vez más, esto nos muestra que estas son las características del Mesías que había de venir; y el hecho de que el Mesías sería divino se puede confirmar en Hebreos 1:3:

«Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas».

Esto también explica por qué Jesús afirma en Juan 10:30: «Yo y el Padre somos uno» y en
Juan 14:9: «¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: Muéstranos al Padre?».

Lo anterior se debió a que Jesús, representó a Dios el Padre de la forma como fue profetizado acerca de Sus nombres.

Aún más, los unicitarios o Solo Jesús, aseguran que el nombre de Dios es realmente «Jesús». Si esto fuera verdad y si Jesús es el Padre Eterno como ellos afirman, entonces, ¿por qué ellos no llaman a Jesús por Su nombre «Padre Eterno»? ¿Significa esto también que el modo en que Dios se encuentra en estos momentos es sólo el Padre ya que Su nombre es «Padre Eterno» dando a entender que Él es siempre el Padre? Si esto se toma literalmente, entonces, Dios es el Padre Eterno y la persona real de la Divinidad es el Padre, y no el Hijo como afirman los Solo Jesús.

La teología unitaria es incorrecta y describe en forma inapropiada al Dios verdadero y viviente.

Notas a pie de página:

[1] 6, 7 Al par que 7:14 se concentra en su nacimiento y 11:1-16, en su reinado, los vv. 6, 7 dan especial énfasis a su persona. Otras escrituras confirman que los tres primeros títulos implican divinidad: Admirable Consejero significa “sobrenatural” (cf. especialmente Jue. 13:18), y es Yahweh de quien se dice que su “consejo es admirable” (NC) en Isa. 28:29. Algunos han intentado reducir Dios Fuerte a la categoría de un héroe deiforme (cf. Eze. 32:21, donde, sin embargo, el término es plural), pero 10:21 utiliza el idéntico término sólo junto a Jehovah, el Santo de Israel. Padre Eterno no tiene un paralelo exacto; pero hay una paradoja de dar ese nombre a una criatura que aún no ha nacido. Padre significa la benevolencia paternal del perfecto gobernante sobre su pueblo al que ama como a sus hijos. Paz, en heb., significa tanto prosperidad como tranquilidad, y el v. 7 desarrolla las connotaciones de Príncipe (en el vocablo dominio con el sentido de “gobierno”), como asimismo de paz, brindando ahora la primera seguridad explícita de que el príncipe será del linaje de David (cf. 11:1). En cuanto a la última frase del v. 7, ver Eze. 36:22; Zac. 8:2. Nuevo Comentario Bíblico Siglo 21 – e-Sword.

Por Carlos E. Garbiras

Carlos Enrique Garbiras es Director general en Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana (MIAPIC). Actualmente, sirve en predicación y enseñanza de la Palabra de Dios en Bogotá, donde dirige además la Escuela de Estudios Teológicos MIAPIC.

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